miércoles, 26 de agosto de 2020

General Pacheco (Buenos Aires)

34°28´54.14” S - 58°39´56.49” W
21 mts SNM
(Esquina de Ricardo Palma y Hernán Cortés)

1.    La llegada de los franceses

A principios de los años veinte, nuestro país fue frecuentemente visitado por oportunistas, emprendedores y representantes de fábricas de aviones, con el objeto de encontrar y explotar algún proyecto aerocomercial de cualquier tipo.

La tendencia general en los países más avanzados era el contínuo crecimiento del transporte aéreo. Y uno de los primeros nichos en ser explotado fue el transporte aeropostal. El acortar considerablemente los tiempos del correo era en sí todo un servicio excepcional, por el cual se podía recaudar un dinero considerable.

En Francia la idea surgió de la mente de Pierre Georges Latécoere, un empresario e industrial francés dedicado a la fabricación de vagones de trenes. Embarcado en el negocio aeronáutico, fundó una empresa que se conoció cono Lignes Aeriennes Latécoere y su objetivo fue el transporte aéreo de correo desde Francia hacia el sur.

Ing. Pierre-Geroges Latécoere.
Latécoere comenzó a poner en práctica su idea en las postrimerías del año 1918 con un éxito rotundo y utilizando material de rezago de la Gran Guerra. De a poco el concepto de volar hacia el sur se fue haciendo más profundo. Alcanzó las costas africanas del mediterráneo primero y en 1923 exploró la extensión a Dakar, llegando al Atlántico después. En estas fechas comenzaron los estudios para efectuar la conexión interoceánica, alcanzar el Brasil y finalmente Sudamérica.

En la primavera de 1924 se envió por barco una comisión de ensayo con tres aviones biplanos Breguet XIV equipados con motor Renault de 300 hp. Desembarcados en el puerto de Recife en Brasil se trasladaron por aire al conocido aeródromo de Campo Dos Affonsos al suroeste de Río de Janeiro. Los miembros de la comitiva comenzaron sus entrevistas con las autoridades para lograr la autorización y el establecimiento de las rutas.

La idea era explorar las mismas desde Río de Janeiro y con ese fin fueron despachados tres aviones hacia Buenos Aires. El 14 de enero de 1925, despegaron desde Río, el Breguet 14 N°307 F-AGBX tripulada por Paul Vachet, el Capitán Joseph Roig y el mecánico Gauthier. Roig acompañaba la comitiva como Director Técnico designado por Latecoere. El grupo se completó el Breguet 14 N° 149 F-AECT con el Capitán Etienne Lafay, y el mecánico Estival a bordo y por último el Breguet 14 N° 306 F-AGBV volado Víctor Hamm y el mecánico Chevalier. Este último sufrió un desperfecto durante el trayecto que le impidió continuar el vuelo. El día 15 de enero a las 16:00 horas los Breguet F-AGBX y F-AECT de Vachet y Lafay respectivamente, aterrizaron en a El Palomar. Estas aeronaves tenían como único objetivo alcanzar Buenos Aires estudiando rutas, geografías, meteorología y sobretodo como avanzada protocolar.

Llegaron a El Palomar el día 15 y luego de 36 horas de vuelo, fueron recibidos por una verdadera multitud. Los pilotos fueron autorizados a que sus máquinas pernoctaran allí esa noche, pero se les notificó que al día siguiente deberían ser trasladadas a otro aeródromo. Sucedía que pesaba sobre El Palomar una ordenanza fechada en febrero de 1920 y establecida por el Coronel Ingeniero Enrique Mosconi, cuando ocupaba el cargo de Director del Servicio Aeronáutico del Ejército. La norma prohibía utilizar las instalaciones de El Palomar a todo emprendimiento aeronáutico civil con fines comerciales.


Recorte del Diario La Nación del 14Ene25 informando sobre el inicio del vuelo  hasta Buenos Aires de las Lignes Aeriennes Latécoere, en misión de exploración técnico-comercial (La Nación)
Breguet 14.A2 N°307 F-AGBX con Vachet, Roig y Gauthier a bordo es recibido en El Palomar el 16Ene25 (La Nación)
Breguet 14.A2 (N°/s 307) F-AGBX (Internet)

La carga postal es desembarcada del Breguet y entregada al personal del Correo (La Nación)
Claramente la avanzada de las Lignes Aeriennes Latécoere, tenía un interés de lucro y ello la hacía pasible de ser conminada a abandonar el aeródromo. Ante ello, el Aero Club Argentino ofreció a los franceses el hangar de la institución en el Aerodrómo de San Isidro adonde fueron trasladados el día 16. La permanencia de los franceses en el país se prolongó hasta el 21 de Enero, cuando luego de hacer mantenimiento de rigor ambos Breguet emprendieron el regreso a Brasil.

Casi al mismo tiempo, Lignes Aeriennes Latécoere comenzó a evidenciar signos de desfinanciamiento producto del ingente esfuerzo que estaba haciendo para extender sus rutas. Para sostenerse debió buscar ayuda externa y terminó por vender su compañía a Marcel Boullioux Lafont, que mantuvo intactos los objetivos de Latecoére. Tan solo renombró la empresa con el nombre de “Compagnie Generale Aeropostale”

Marcel Boullioux Lafont
Mientras esto pasaba todos los proyectos de la empresa permanecieron inmovilizados. Recién cuando estuvo claro el panorama financiero y el nuevo dueño autorizó la continuación de los planes previos de expansión de Latecoére, se retomaron las accionas en virtud de estas. Este proceso de transferencia hacia el nuevo inversor insumió dos largos años, de modo que recién en 1927 pudieron reactivarse las intenciones expansionistas de la empresa.

A fin de obtener las autorizaciones, permisos y gestiones necesarias en nuestro país, Boullioux Lafont contactó a un personaje local y viejo conocido de Francia; Vicente Almandos Almonacid.  Además de ser un héroe de la Gran Guerra por Francia, Almandos Almonacid tenía sobradas relaciones con los más altos círculos del poder, por esos años bajo la gestión de Marcelo Torcuato de Alvear.

Vicente Almandos Almonacid
2.    Un duelo por el honor.

Las gestiones de Almandos Almonacid fueron claves. Había logrado la formación de Aeroposta Argentina S.A. (la sede local de la Compagnie Generale Aeropostale), el contrato con el Correo y el basamento de aviones y la asignación de pilotos. Es decir, todo para comenzar a volar. El servicio se inauguró el 15 de noviembre de 1927 con la ruta proveniente desde y hacia Brasil únicamente. Mientras tanto se efectuaban gestiones adicionales para continuar con la distribución del correo por vía aérea en el interior del país.

Exactamente en este punto de la historia, Almandos Almonacid estableció la base de operaciones de la empresa en un campo en la localidad de General Pacheco (Partido de Tigre). Evidentemente aquí está el origen del lugar como aeródromo, pero la pregunta es porqué Almandos Almonacid prefirió este lugar en vez de utilizar otras opciones que tenía.

Es que desde el 1° de marzo de 1926 (es decir más de un año y media atrás) se encontraba disponible el “Aeródromo 6 de septiembre” en la localidad de Morón y había sido creado como campo para todo tipo de actividades civiles, especialmente las del tipo comercial.

Como se sabe, la empresa se asentó allí con un aeródromo de excelencia, pero aquel suceso está rodeado aún de un cierto halo de misterio y que intentamos de algún modo, poder dilucidar.

Todo comenzó con los eventos sucedidos durante la visita de los dos Breguet XIX pilotados por Vachet y Lafay en la noche del 15 de enero de 1925. En aquella oportunidad, la comitiva fue recibida por el Servicio Aeronáutico del Ejército, pero fue conminada a abandonar el campo al día siguiente, en virtud de la exigencia existente desde febrero de 1920.

Lo extraño del cumplimiento de la norma, era que desde junio de 1924 en el mismo aeródromo de El Palomar, se había autorizado a permanecer allí sin problemas a un grupo de aviones alemanes y sus pilotos que conformaban la denominada Misión Junkers. Un envío de la fábrica germana para promocionar sus excelentes productos y explorar la explotación comercial de potenciales líneas comerciales. Esto era a todas luces, un fin comercial.

Detrás de la negativa y quien más presión ejerció para que los franceses desalojaran el predio, fue el Comandante Francisco de Sales Torres. Toda una autoridad dentro del Servicio Aeronáutico del Ejército, pues había sido nombrado por el Coronel Jorge B. Crespo como Jefe del Departamento de Aviación Civil, a principios de 1923. Pero además, Torres era toda una autoridad en la época sobre aeródromos. Tanto era así que había presentado un serio estudio para la creación de un “Aero-Puerto de Buenos Aires”, un proyecto de aeródromo de importancia exactamente donde en la actualidad se encuentran las Dársenas E y F de Puerto Nuevo y a corta distancia donde pista actualmente el Aeroparque Metropolitano “Jorge Newbery”  (sobre el tema consultar la entrada Puerto Nuevo en este blog)
Comandante Francisco de Salles Torres
Pero su verdadero interés en desalojar a los franceses, no era el cumplimiento de la norma dictada por Mosconi, sino que lo movilizaban motivos algo más inescrupulosos. Torres tenía una marcada inclinación germanófila y su posición de autoridad, le había permitido tanto dejar que los alemanes utilizaran las instalaciones de El Palomar como poner a los pilotos franceses de patitas en la calle.

Ello quedó al descubierto cuando en abril de 1925 (sólo cuatro meses después), publicó el volumen de su autoría “Junkers. El nuevo avión comercial en servicio”. En realidad se trataba de un pequeño cuadernillo de 39 páginas, que prácticamente podía tomarse como un folleto publicitario de la fábrica, pues no hacía otra cosa más que resaltar las ventajas de la moderna construcción metálica, innovadoras para la época y típicos de Junkers (cosa que era verdad)

Ese hecho ya por sí sólo, era una desprolijidad para su condición de oficial en actividad y en ejercicio de un cargo de importancia. Pero sucedía que exactamente por la misma época que los Breguet llegaron al país, los alemanes ya se habían instalado en el aeródromo Las Playas de la ciudad de Córdoba, desde donde inauguraron su “Servicio de Mensajería Aéreas a cargo de la Misión Junkers. Este servicio, era en realidad una especie de línea aérea regional para unir la capital cordobesa con la vecina localidad de Villa Dolores (sobre el tema, consultar la entrada Las Playas en este mismo blog )

Pero además de conquistar pequeñas líneas internas comerciales, los alemanes también pretendían quedarse con el transporte aéreo de correspondencia. La aparición de los franceses en este esquema era un verdadero problema y Torres, claramente tomó partido por los germanos haciendo todo lo que estaba a su alcance para impedírselo.

Aunque nada de lo que sigue está fehacientemente comprobado, la leyenda cuenta que el asunto colmó la paciencia de Vicente Almandos Almonacid. Como representante nacional de la empresa gala, estaba abocado de lleno para lograr el contrato entre la Empresa y el Correo Argentino y el haber podido recibir nada menos que a Vachet y Laffay en Buenos Aires era todo un logro. El vuelo rozaba la hazaña y con su negativa, el Servicio de Aviación de Ejército pasó de ser un verdadero anfitrión era una completa descortesía.

Cuando Vachet y Laffay abandonaron el país, Almandos Almonacid se despachó públicamente contra Torres, haciéndole cargos personales sobre su total falta de consideración, caballerosidad y camaradería, además de reprocharle sus intereses para con los germanos. Por supuesto que tales afirmaciones no cayeron nada bien a Torres, quién sin vueltas desafió a Almonacid a arreglar las cosas como hombres: lo retó a duelo.

Almonacid levantó el guante y se arregló el encuentro en los bosques de Caseros y con armas de fuego. De la contienda, ambos resultaron levemente heridos y en el mismo lugar se reconciliaron.

3.    La Compagnie Generale Aeropostale

Tal como se comentó más arriba, Marcel Boullioux Lafont designó como Director Técnico de su empresa a Vicente Almandos Almonacid. Un personaje con certera llegada al poder político de la época.

Estos contactos rindieron sus frutos pues sirvieron para acordar el contrato de transporte aeropostal con el gobierno argentino, la creación “Aeroposta Argentina” la filial local de la Compagnie Generale Aeropostale”, la contratación de personal no técnico y sobretodo la creación de un aeródromo que sirviera de base de operaciones.

Con todo este paquete listo, la Aeropostale comenzó sus vuelos de exploración en abril de 1928 sobre la primer ruta a explotar que sería la que unía Buenos Aires con Asunción del Paraguay. Los vuelos oficiales comenzaron el 1º de enero de 1929 con una única escala en Monte Caseros (Prov. de Corrientes). En marzo de ese año se lanzó otro vuelo de ensayo con el fin de alcanzar Santiago de Chile, cosa que comenzó a suceder regularmente desde ese mes de julio. Este vuelo tenía una sola parada técnica en la localidad cordobesa de General Soler. La principal ruta de la compañía sería la patagónica, que fue explorada en agosto de 1928, pero no fue sino hasta el 1º de noviembre de 1929 que los aviones de la Aeropostale comenzaron a surcar el cielo austral cotidianamente.

Aunque en un principio se continuó utilizando el Breguet XIX, la Aeropostale utilizó principalmente el Latecoere 25 para todas sus rutas americanas que no implicaran vuelos a alturas considerables. Para ello utilizó el Potez 25 equipado con un motor Renault 12jb de 450 hp. 

Considerando su fin último, la Compagnie Generale Aeropostale era una empresa de excelencia. Los eran sus recursos humanos, el material que utilizaba, el cumplimiento de los horarios, la tecnología que ponía a disposición y el método con que lo efectuaba. Todo era de una calidad inmejorable para la época. Sus aeródromos no escapaban a la regla. La compañía había desarrollado todo un protocolo acerca de su infraestructura con aeródromos que tenían todas las comodidades existentes.

Para satisfacer la logística de todas las empresas, Bouilloux-Lafont había puesto en marcha la Societé Genéralé d`Aviation cuyo fin era proveer la infraestructura y el equipamiento necesario para el funcionamiento de la línea (cobertizos metálicos, talleres, pistas, estaciones de radio, etc.). Al igual que la empresa aeronáutica, se formó la filial local denominada Sociedad General de Aviación (So.G.Avi)

A lo largo de las rutas a volar y cuando se incorporaban nuevas escalas, la Aeropostale buscaba de instalarse en campos que reunieran las condiciones técnicas acorde a sus requerimientos. Esto no siempre era así, pues a veces se encontraban mal ubicados, de dimensiones reducidas, con obstáculos que ponían en peligro a sus aeronaves, a merced de condiciones meteorológicas evitables ó simplemente porque no existían. Cualquier excusa que a juicio de los expertos de la empresa pusieran en riesgo la operación, el Directorio aprobaba las gestiones y presupuestos necesarios para la construcción de un aeródromo completamente nuevo.

La incursión de la empresa en nuestro país no fue la excepción. Desde la creación de un campo completamente nuevo para establecer su principal base de operaciones (General Pacheco), hasta el campo de Los Tamarindos en Mendoza, que en comparación de otros, prácticamente no necesitaba ningún tipo de adaptaciones.

La empresa tenía perfectamente definido aspectos como qué tipo de hangares debían montarse y cuántos, cómo debían ser sus arreglos de antenas de la Telegrafía Sin Hilos (TSH), dónde debía proveerse de facilidades de descanso para la tripulación y cuáles eran los puntos de recarga de combustible, agua y aceites. Absolutamente todo estaba previsto.

4.    Los inicios de General Pacheco.

Almandos Almonacid tenía la empresa formada, el contrato y los aviones. Es decir, todo para comenzar a volar. El servicio se inauguró el 15 de noviembre de 1927 con la ruta proveniente desde y hacia Brasil únicamente. Mientras tanto se efectuaban gestiones adicionales para distribuir el correo por vía aérea en el interior del país.

Pero para los alcances de este trabajo nos detendremos en otro logro de Almonacid y que formaba parte esencial de las operaciones de la Aerosposta en todas sus etapas; su Aeródromo de Pacheco.

Para cuando la empresa comenzó a definir el inicio de sus vuelos desde Brasil, el Aeródromo 6 de Septiembre en Morón ya llevaba casi un año y medio de inaugurado. En efecto, el 29 de diciembre de 1925 se publicó el Boletín Militar Nº 7.242, en donde se incluyó el contrato “ad referendum”, entre el Servicio Aeronáutico del Ejército y el Sr. Badino, quien entregaba en alquiler un campo y dependencias de su propiedad para ser destinadas a la creación en el sitio de “un aeródromo central y sus dependencias, destinado exclusivamente a la aviación civil, en la forma que lo solicite”. El campo fue habilitado el 1º de marzo de 1926
El Aeropuerto 6 de septiembre en Morón había sido inaugurado en Mar26 y siempre estuvo disponible. No obstante Almandos Almonacid optó por instalar a la Aeropostale en su propio campo (Gabriel Pavlovcic)
Es decir que Morón siempre estuvo disponible, sobretodo cuando el mismo había sido creado exactamente para lo que la Aerospostale era. Por decirlo de otra manera era la horma de su zapato. No obstante ello, Almandos Almonacid aún tenía fresco el suceso de El Palomar ocurrido más de dos años antes y no pensaba pactar con nadie del Servicio Aeronáutico del Ejército para entregarles en bandeja las mejoras que caracterizaban a los aeródromos de la empresa.

Claramente las diferencias entre Almandos Almonacid y Torres determinaron que la empresa construyera su propio aeródromo. Para ello buscaron en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires los terrenos más aptos y su disponibilidad por parte de sus propietarios. En la localidad de Pacheco a unos 35 km de la Capital Federal encontraron un campo apto que con algo de buen trabajo quedaría bajo los standards de la Aeropostale para las maniobras de despegue y aterrizaje. El campo fue adquirido y pasó a ser propiedad de la Aeroposta Argentina S.A

Ubicación del campo de General Pacheco en relación al Gran Buenos Aires. 

Carta del Instituto Geográfico Militar Editada en Abril de 1959 donde figura el campo afectado como aeródromo (ya en manos de Aerolíneas Argentinas) (Instituto Geográfico Nacional Carta 3560-12-2 San Fernando 1:50.000) 

El predio estaba ubicado a la vera del antiguo camino que unía San Fernando con General Rodríguez (actualmente se denomina Ruta No. 197 y quedaba definido entre las actuales Avda. Gral. San Martín, Avenida General Pacheco y la calle Marcos Sastre). La superficie era de 80 hectáreas, más que suficientes para construir un aeródromo con todas las comodidades. A esta gran parcela se le sumaba una más pequeña de 10.000 m2. Bajo las indicaciones técnicas de Almonacid y de los propios técnicos franceses de inmediato comenzaron las tareas replanteo de las construcciones y la preparación del terreno. En realidad, no había mucho para hacer con respecto a esto, pues el terreno era una verdadero billar cubierto con una espesa manta de césped, virtud por la cual había sido seleccionado. Sus dimensiones permitían corridas de despegue de hasta unos mil metros.

Planos de ubicación y general del aeródromo publicados en el Boletín de Obras Públicas de la República Argentina.

El campo debía ser inspeccionado y habilitado por los técnicos franceses antes de ser liberado para el servicio activo. Para ello, el 15 de noviembre de 1927 aterrizó en El Palomar un Latécoere 25 a los mandos de Paul Vachet y con cuatro pasajeros a bordo. Todo ellos directivos de la empresa, entre quienes estaba el Director de Explotación, Sr. Julien Pransville y responsable final todo cuanto se construyera en el campo para convertirlo en un verdadero aeródromo. Después de repasar detalladamente el mismo, quedó ampliamente satisfecho con los trabajos efectuados y lo habilitó como aeródromo apto para la Aeroposta Argentina S.A. Curiosamente esta vez el Ejército no sólo no puso objeciones al aterrizaje del Laté francés, sino que además le ofreció hangaraje hasta el día 17, cuando la comitiva retornó a Río de Janeiro.

Los servicios regulares comenzaron recién el 22 de noviembre de 1927 con el despegue desde General Pacheco del Late N° 615 a los mandos de Enrique Rozes y con Pransville como pasajero. Ese día y todos los de esa semana se caracterizaron por las fuertes lluvias que cayeron en el área, provocando que el camino de tierra de 15 km. de extensión que conducía al aeródromo se convirtiera en intransitable. Previendo algunos atrasos, Aeroposta Argentina había anunciado preventivamente que el vuelo saldría indefectiblemente a las 4:00 con ó sin los sacos del correo.

No le fue fácil a la comitiva llegar al aeródromo pues para estar a tiempo en el aeródromo, partió desde las oficinas del correo en pleno centro porteño a las 0:30 y le tomó más de 3 horas sortear el lodazal en que se había convertido el camino. Las crónicas de la época refieren al aeródromo como;

… era un terreno lleno de cardos con el esqueleto de un hangar en construcción y el avión amarrado. Le costó arrancar porque llevaba varios días allí”

Es decir que los trabajos ordenados por Vicente Almandos Almonacid e inspeccionados por Pransville, todavía tenían estado embrionario para la fecha.

La situación generada aquel día y las dificultades con que se llegó al aeródromo, determinaron que la Dirección de Correos y Telégrafos dispusiera que en lo sucesivo, los vuelos con sacos de correo a abordo, partieran y arribaran desde el aeródromo militar de El Palomar hasta tanto las condiciones del camino mejoraran sustancialmente. Ello no ocurrió en los días que quedaban de 1927, pues al menos seis vuelos partieron desde allí.

La población de General Pacheco también usó la contingencia para reclamar por el aislamiento en que quedaban después de los serios meteoros que se abatían en la zona cotidianamente. Aunque el Ferrocarril Central Argentino había mejorado las frecuencias de corrido, aún debía construir salas de espera, andenes, etc. Pero para los intereses aeronáuticos de las mejoras a efectuar en la zona, se esperaba que el Ministerio de Obras Públicas encarara definitivamente el pavimento del camino de acceso. Este ente casi tenía a esta vía olvidada pues el encargado de volverlo a su estado de transitabilidad y del mantenimiento regular era el Automóvil Club Argentino.

5. La infraestructura

El terreno total que adquirió la Aeroposta Argentina S.A. se componía de dos parcelas. La mayor de 80 has. Y una menor ubicada en uno de los ángulos sobre el camino principal, adyacente pero registralmente distinta y de una superficie de 10.000 m2. Allí se construyó una pequeña vivienda con ladrillos que sería destinada al encargado, pero que en un principio fue usada además como Sala de Comunicaciones al lado de las antenas de TSH

Cercano a estas instalaciones se comenzaron a construir dos enormes hangares tipo Thyssen para albergar aeronaves. En el primero de ellos se cobijaban los aviones destinados a cubrir las rutas internacionales. Se trataba de cuatro Laté 25, potenciados por un motor Renault de 450hp para los vuelos hacia Brasil y dos pequeños Potez 25 con motor Renault 12jb de 500 hp destinados a las rutas con Chile, más aptos para vuelos a considerables alturas.


A 50 metros de este hangar se ubicaba otro de iguales dimensiones y características que se conocía como el hangar de la Aeroposta Argentina pues todos los aviones que allí se resguardaban cubrían rutas de aquella empresa. Eran los Laté 25 que cubrían la ruta a Asunción del Paraguay, más dos Breguet XIV.

El conjunto se completaba con construcciones menores, como talleres, casa y comedor del personal. Este tenía una larga mesa para una veintena de personas. Un matrimonio de caseros y un ayudante atendían la cocina. También había un pequeño cuarto, con un pequeño sofá y algunas sillas; que servía como lugar de descanso para tripulaciones.

Por aquella época Pacheco era mas bien un paraje desolado y no habían muchas comodidades. Por ello, los jefes, encargados y la mayoría de los pilotos comenzaron a alojarse en la vecina localidad de San Fernando, debiendo cubrir todos los días 6 km. por un camino deplorable.

Precisamente este camino era el principal problema del aeródromo de Pacheco. El estado del mismo era pésimo, con baches, badenes y fácilmente inundable. Los días de lluvia se anegaba dejando el aeródromo aislado e incomunicado de toda población. El mantenimiento de este camino era efectuado por el Automóvil Club que trabajaba denodadamente contra su deterioro. Para cubrir el trayecto, la empresa había dispuesto un flamante auto Citroen modelo 1927 que era usado para el transporte de personal y visitas. El problema llegó a tal magnitud que la Aeroposta trasladó sus operaciones a El Palomar momentáneamente, debido a las torrenciales lluvias que se registraron durante Diciembre de 1927.

En su libro “El Espíritu de la Línea”, Enrique Eduardo Agro comenta: ““El Aeródromo de Pacheco era una odisea en épocas de lluvia. Ya en esa época existían “los remiseros” que transportaban las tripulaciones. El “Gordo García”, hombre de carácter afable y siempre optimista, que luego seguiría cumpliendo su tarea con tripulaciones de Austral hasta la década de los `70, contaba siempre que Exupery era un obsesivo de los horarios. Un día, que iba a cumplir un vuelo a Río, el camino a Pacheco estaba anegado y mientras el chofer luchaba con el barro, Antoine le gritaba -¡”Le Courier”!, señalándole el reloj con el índice de la otra mano. La observancia del horario era un sagrado mandamiento para los pilotos postales. Cuando irrumpía la lluvia, los coches se empantanaban y la gente era auxiliada por los carros de los vecinos. Años después el personal tomaba el tren en el empalme Victoria, bajaba en el Km. 35 y desde allí, una zorra movida por un caballo, los acercaba a las instalaciones de Aeroposta.”

La accesibilidad al aeródromo no mejoró y era un verdadero problema llegar al campo en días de lluvia. Fue entonces que comenzó a darse el inicio de un pequeño asentamiento en la margen norte de la ruta en donde se ubicaba el campo; más precisamente enfrente del portón de ingreso al aeródromo. Este caserío pertenecía a los propios empleados de la Aeroposta que cansados de efectuar el viaje a San Fernando, decidieron afincarse en el lugar. Este sector es hoy parte del casco urbano de Pacheco.

Para la Aeroposta Argentina, el aeródromo fue siempre su orgullo y jamás dejó de invertir en él para mejorarlo; ni en la etapa puramente francesa ni cuando comenzó a ser traspasado a capitales nacionales. Lo que hacía de Pacheco un aeródromo de excelencia era su equipamiento. El principal lo constituía su planta transmisora por Telegrafía Sin Hilos (TSH), compuesta por 3 antenas de unos 30 metros de alto.
Instalación típica de TSH de la Aeropostale. Una antena era la emisora y la otra receptora. En el medio, la casilla del operador y sus equipos.  
Este sistema servía solamente para transmitir datos entre aeródromos acerca de los horarios de partidas y confirmaciones de arribo, información referente a las piezas postales, datos meteorológicos, requerimientos especiales entre bases, etc.

Estas estaciones eran de una complejidad elevada que requerían de personal calificado para su operación y mantenimiento. Constaban de un equipo emisor, otro equipo receptor, antenas para emisión antenas para recepción y las usinas generadoras de electricidad. Algunos aeródromos tenían una dotación de equipos duplicados de menor potencia como sistema de respaldo ante la falla de los principales.

Los equipos instalados en las aeroplazas (como se los denominaba a los aeródromos) del país eran fabricados por Societé Francaise Radioelectrique, los establecimientos Levy y Radio Industrie. Los modelos que ofrecían estas fábricas francesas eran; emisor D.200, emisor DT.100, emisor B.A.31, receptor R.B.12 y receptor C.F.7   Todos estos equipos trabajaban dualmente en onda corta y onda larga, en longitudes de entre 600 metros y hasta 1400 metros respectivamente y con gamas de potencia entre los 50 y 500 watts.

A la izquierda, estación de recepción A.C.3 Bloc y  al izquierda el emisor D.T.100
Interior de la estación de TSH en Pacheco.
Además, Pacheco fue equipado con proyectores de campo (y se convirtió en el primer aeródromo en utilizar el sistema en el país), un faro giratorio Bernard Turenne B.B.T., hangares y contorno de campo balizados, instalación de “T” indicadores de viento iluminada y un proyector de plafond de nubes. La mayoría de estos equipos estaban ya instalados y operativos para 1931 y el gobierno nacional recién pudo equipararlos en Morón después de 1940.

La operación de los aeródromos era durante las 24 horas del día y eso incluía fatalmente los movimientos de aeronaves nocturnos. Para la iluminación del campo, los franceses apostaron fuerte y con tecnología. Equiparon al aeródromo de Pacheco con potentes proyectores de luz que iluminaban el campo de aterrizaje.

Estaban montados sobre un carro con cuatro ruedas denominados “chassis”, sobre los que  existía un importante gabinete que alojaba las baterías de alimentación de los proyectores. Estos últimos estaban montados en una especie de mástiles telescópicos que permitían la regulación altura, en el plano horizontal y azimuth.

Los proyectores emitían un haz de luz de altísima potencia de una geometría muy particular. Eran más anchos que altos, precisamente para dar mayor amplitud de área iluminada y a la vez no encandilar a los pilotos.

Cuando el ingenio era encendido permitía iluminar un área de unos 1.000 metros de ancho por unos 60 metros de profundidad. El piloto aterrizaba siempre con una trayectoria perpendicular al haz de luz, de este modo minimizaba el encandilamiento y podía observar los obstáculos de lado. Los proyectores podían ser conectados a la red eléctrica alcanzando una potencia de 15 kilowatts.

Uno de los "chassis" portaproyectores. Este ingenio emanaba un haz de luz direccionado en el sentido del aterrizaje para iluminar la pista por la noche. 

Este aeródromo tenía todas las comodidades para ser considerado un verdadero aeropuerto. Y no cualquiera. Era el más moderno que tenía el país.

6. Los Huéspedes de Pacheco

6.1 Líneas Aéreas

Exactamente para la misma época en que la Compagnie Generale Aeropostale se instalaba en el país, una fenomenal batalla por ganar nuestros cielos estaban librando los dos principales empresarios aerocomerciales de los Estados Unidos. Por un lado Ryan O`Neill que a fuerza de una voluntad férrea intentaba lograr contratos aeropostales en la región y su contrincante Juan Terry Trippe; un hombre contactado con empresarios y políticos americanos pero sobretodo con una aguda visión comercial.

O`Neill había comenzado a darle forma a su empresa en 1928, cuando logró del gobierno brasilero un contrato de palabra para el transporte postal hacia y desde los Estados Unidos. El otro referente de peso de la región era nuestro país y completar la carga con correo argentino era sencillamente ideal. En junio del mismo año, O`Neill se reunió con el Presidente Hipólito Yrigoyen de quien obtuvo el visto bueno para lanzar su empresa.

De vuelta en los Estados Unidos formó la Trimotor Safety Airways Company Incorporated. Un nombre que respondía a la seguridad que brindaba el volar en aeronaves equipadas con tres motores como los Ford 4-AT y 5-AT, seleccionados para equipar a la compañía.

Uno de los Ford Trimotor de NYRBA. Este es el N°/s 5-AT-61 registrado NC402H y luego R176, bautizado "Santiago" (www.loudandclearisnotenought.blogspot.com)
O`Neill trazó su esquema de rutas por la costa atlántica y ello implicaba volar sobre grandes extensiones de océano y tocar destinos netamente costeros. Para complementar a sus trimotores, adquirió también botes voladores Sykorsky S-38 y Consolidated 16 Commmodore.

La empresa fue mejor conocida por su nombre de fantasía NYRBA (New York – Río -Buenos Aires) y luego de firmar el contrato con el gobierno argentino el 27 de febrero de 1929, fijó como inicio de sus vuelos el 20 de agosto siguiente. Estos no serían hacia los Estados Unidos, sino exclusivamente a Montevideo y para ello basó inicialmente un Sykorsky S-38 en el Yacht Club de Buenos Aires. En enero de 1930 llegó el primer Commodore al país. Se trataba de una aeronave especialmente construída para esa ruta. Un modelo 16.2 con capacidad para 22 pasajeros y dos motores Pratt & Whittney Hornet de 425 hp cada uno.

Pero además N.Y.R.B.A. debía buscarse un aeródromo terrestre dónde instalar su base. Al igual que la Compagnie Generale Aeropostale, NYRBA tuvo siempre la opción de instalarse en el Aeródromo Presidente Rivadavia en Morón, pero si embargo optó por instalarse en el Aeródromo de General Pacheco, base natural de los aviones aeropostales de los franceses. Esto se debió quizás, porque por esa época Pacheco aventajaba largamente en equipamiento y organización a Morón. Además porque ya operaba una empresa aeropostal, puesto que quien entregaba las sacas con correspondencia era la Dirección General de Correos y Telégrafos. Hasta es muy probable que la decisión ni siquiera dependió de O`Neill como autoridad de NYRBA, sino que era una imposición de contrato.

N.Y.R.B.A. basó en Pacheco numerosos Ford 5-AT Trimotor propulsados tres Pratt & Whittney Wasp de 425 hp cada uno. Este modelo era el seleccionado para los vuelos de cabotaje o los que conectaban con otras ciudades importantes de países limítrofes. Los Commodore quedaro resignados al puerto de Buenos Aires y efectuaban los vuelos hacia los Estados Unidos. NYRBA comenzó con estos el día 14 de septiembre de 1929 y con frecuencia semanal con destino a Santiago de Chile, con escalas en Rosario, Córdoba y Mendoza.

Desde General Pacheco, la empresa americana estableció dos rutas troncales. La que tenía por destino Santiago de Chile con escalas en Rosario, Córdoba y Mendoza y que comenzó a ser explotada el 14 de septiembre de 1929 y la que terminaba en la ciudad de Yacuiba (Bolivia) con escalas en Rosario, Córdoba, Santiago del Estero y Salta. El primer vuelo sobre este recorrido se realizó el 27 de noviembre siguiente.

Así las cosas N.Y.R.B.A. sostenía una operación regular, seria y planificada aún a pesar de los exiguos subsidios que percibía por los contratos postales que tenía comprometidos. Estos eran por el correo originado en los países latinoamericanos hacia los Estados Unidos y no de manera inversa. Esto restaba casi toda la ganancia del negocio que de a poco fue horadando el bolsillo de los inversores, ya resentido debido a la gran debacle americana producida en octubre de 1929.

En julio de 1930 se presentó una denuncia contra la compañía por incumplimiento de contrato con el Estado argentino, debido al punto de entrega de las sacas en los Estados Unidos. La denuncia provenía de la propia PANAGRA que buscaba a toda costa desbancar a N.Y.R.B.A. de la ruta del Atlántico.

Finalmente O´Neill debió aceptar la cruda realidad y suspendió todos sus servicios el 26 de agosto de 1930, fecha en que solicitó a la Dirección General de Correos y Telégrafos la recisión de su contrato que se hizo efectiva desde el 15 de setiembre siguiente. PANAGRA se hizo cargo de los activos de N.Y.R.B.A. ese mismo día y convino con el gobierno argentino que mantendría todas las operaciones aéreas de cabotaje.

Por su parte PANAGRA se encontraba asentada en el país desde el 09 de octubre de 1929 cuando fue autorizada por el gobierno, al transporte postal hacia los Estados Unidos por la vía del Pacífico. A diferencia de N.Y.R.B.A., PANAGRA utilizaba para todos sus recorridos los mismos Ford 5-AT Trimotor que lanzaba desde el Aeródromo Presidente Rivadavia en Morón. Allí, la Dirección de Aviación Civil cedió a los americanos un predio en donde erigir sus instalaciones que finalmente se incrementaron con el traslado de todos los enseres de la absorbida N.Y.R.B.A. desde General Pacheco.

Pero N.Y.R.B.A. no sería la única compañía extranjera en operar desde el aeródromo de los galos. El 26 de julio de 1929 arribó a Pacheco un Sykorsky S-37 equipado con dos motores radiales Pratt & Whittney Hornet de 520 hp cada uno. Este vuelo era una misión de exploración de rutas de la American  International Airways Company; una pequeña empresa que había establecido una línea entre la zona aledaña al Canal de Panamá y Santiago de Chile y que pretendía alcanzar el Río de la Plata. La delegación partió nuevamente a Chile con las manos vacías.

Sykorsky S-37 de American  International Airways Company.
6.2 El 1° Tte. Mejía

En febrero de 1926 el Dornier Wal “Plus Ultra”  amerizaba en Puerto Nuevo completando la travesía desde España a la Argentina y haciéndose acreedor a los 50.000 $ de premio instituídos por el filántropo español Roger Ballet. Al año siguiente, Ballet ofreció igual suma para aquel piloto argentino que realizara la misma hazaña.

Entre los muchos que tomaron el guante arrojado por Ballet, se encontraba el dúo formado por el Teniente 1° del Ejército Claudio Mejía y el piloto civil Diego Arzeno. Ambos lograron la simpatía de Roger Ballet para que financiara el proyecto que tenían en mente: partir en vuelo desde Buenos Aires y alcanzar la ciudad de Sevila en España.

Ambos pilotos se trasladaron a los Estados Unidos a buscar una máquina acorde con el vuelo y luego de una negociación fallida con Giuseppe Bellanca, lograron  localizar un trimotor Fokker F.VIIb-3m, registro NX4204 y potenciado por tres Wright J-5 Whirlwind de 240 hp. cada uno. El avión era perfecto, pues tras algunos vuelos épicos realizados en el hemisferio norte, había quedado especialmente configurado para trayectos de largo aliento. Después de varios vuelos de prueba en el aeródromo de Le Roy (Estado de New York), el avión fue adquirido por los argentinos por la suma de 50.000 u$s, encajonado y enviado a la Argentina a bordo del “S.S. American Legion” el 19 de abril de 1929

El 10 de mayo arribó al puerto de Buenos Aires. El Fokker desmembrado fue bajado a tierra y trasladado por tierra al Aeródromo de Pacheco para su montaje y calibración. Para ello, se había comisionado en la fábrica al mecánico Lou Gordon, quien estuvo a cargo del armado asistido por personal de la Aeroposta Argentina S.A. y el propio Mejía. El 25 de mayo se lo bautizó “12 de octubre” en un acto realizado en el aeródromo y para esta ocasión todavía tenía el esquema que se le había aplicado en los Estados Unidos. El fuselaje en amarillo rojizo  y los planos dorados. El trabajo de ensamble estuvo listo el 05 de junio de 1927 y recién el 13 se pudo probar en vuelo.

Ese día, Mejía y Gordon pusieron en marcha el Fokker y despegaron impecablemente y luego de pruebas de comando, asimetrías de potencia, etc. aterrizaron en El Palomar.  Por la tarde efectuaron el regreso a Pacheco. El día 17 realizó vuelos a plena carga que se simuló con bolsas de arena variando entre 3.500 a 5.000 kg. El 26 realizó prueba de alta velocidad sobre Pacheco, alcanzando los 160 km/h

A la dupla de pilotos conformada por Mejía y Arzeno se les sumó un oficial de la Armada Argentina como navegante. Terminado el mes de junio, tanto el avión, la logística y sus tripulantes se encontraban listos para fijar la fecha de partida. La presencia del tercer miembro a bordo del Fokker debía ser autorizada por el Presidente de la República, Dr. Hipólito Yrigoyen. Permiso que jampas logró obtenerse a pesar de las arduas gestiones realizadas. Con ello, el sueño de este vuelo terminó deshaciéndose.

Fokker F.VIIb-3m, registro NX4204 con el Teniente Primero Claudio Mejía intentaría el vuelo hacia España (Dirección de Estudios Históricos de la F.A.A.) 
El Fokker terminó vendido en Chile por medio de una transacción comercial encubierta, para ser utilizado en una revolución contra el gobierno del General Carlos Ibáñez. Con ese objeto abandonó General Pacheco a mediados de septiembre de 1930

6.3 El IMPA TU. Sa

En 1941 Industrias Metalúrgicas Plásticas Argentina (I.M.P.A.) era una empresa de grandes proporciones, con un plantel de mas de dos mil empleados y de cuyas líneas fabriles se producían productos de aluminio, cobre y plomo (entre ellos cartuchos de diversos tipos y calibres) pero se había especializado en productos plásticos de todo tipo. Entre sus clientes estaban otras importantes industrias plásticos además del Ejército y la Armada.

Como presidente del directorio de I.M.P.A. se había designado al ingeniero Jose M. Sueyro, quien propuso por estos años, la creación de un departamento de aviación para desarrollar aeronaves de diseño propio para abastecer los mercados aeronáuticos civiles y militares.

“IMPA Aviación” fue creada y se autodefinió como la "Primera Fabrica Argentina de Aviones". El nuevo departamento fue puesto bajo la responsabilidad de Alfredo Davins Ferrer, un ingeniero aeronáutico graduado en Madrid en 1932 y emigrado a la Argentina en 1940. Davins Ferrer inició el diseño del primer proyecto aeronáutico de IMPA con la ayuda del profesional argentino Juan Feo Gonzalez, avión que recibió la denominación de modelo RR-11 pues era el undécimo desarrollo en la carrera aeronáutica de Davins Ferrer y fue seguido por otros proyectos como el RR­12D Y el RR-13D. Feo González dejó la empresa a mediados de 1942 y desde entonces el cargo de director técnico de la secci6n de aviación de IMPA fue asumido por el ingeniero Rosario Lobianco.

El RR-11 fue conocido como TU-S.a., un acrónimo de “TUrismo Serie A” y se trataba de avión biplaza lado a lado de ala baja cantilever y tren de aterrizaje convencional fijo, propulsado por un motor Lycoming 0­-145 de 65 hp y cuyo montaje se terminó en los talleres que I.M.P.A. tenía en el aeródromo de Quilmes a mediados de 1942. El prototipo fue sometido a pruebas técnicas de ingeniería exigidas por las normas de la CINA en el mes de junio. El primer vuelo se hizo en ese aeródromo en fecha no precisada de principios del mes de julio, y luego de un corto programa de ensayos se convocó a las autoridades aeronáuticas y a los medios de prensa para un muy publicitado acto de presentación.

El mismo se realizó el 25 de julio de 1942 en el aeródromo de General Pacheco. Luego de la exhibición estática, en la que se mostró el avión en todos sus detalles, el piloto Siro Alberto Comi hizo una espectacular demostración en vuelo, que incluyó una arriesgada rutina de maniobras acrobáticas.

El TU-S.a fue inscripto ante el registro con la matrícula LV-­NAQ el 17 de octubre de 1942 a nombre de Industria Metalúrgica y Plástica Argentina S.A. Después del golpe de Estado que destituyó a Ramón S. Castillo, I.M.P.A. logró contratar con la Dirección General de Material Aéreo la provisión de 25 aviones para ser distribuídos en instituciones aerodeportivas.

El prototipo del TU.Sa. recibió el numero de serie 0 y la matrícula LV-NAV el 9 de abril de 1943 y voló por primera vez en fecha desconocida de ese mismo mes en el aeródromo de Quilmes. El 17 de abril se hizo su presentaci6n formal, una vez mas en el aeródromo de General Pacheco, siendo bendecido por el presbítero Jose Prato, para realizar luego un interesante programa de demostración que estuvo nuevamente a cargo de Siro A. Comi, quien en uno de los muchos vuelos fue acompañado por el Director General de Aeronáutica Civil, doctor Samuel Bosch.

7. Un breve cambio de dirigencia.

Como se sabe, la actividad de la Aeroposta Argentina S.A. no se prolongó en el tiempo. A fines de 1930 y en los primeros días de 1931 se comenzó a conocer entre el público en general el estado económico crítico que tenía la empresa debido a las groseras diferencias entre ingresos y egresos. Estos últimos provocados por las importantes inversiones que el Directorio había efectuado, principalmente en infraestructura.

Al grave estado financiero local se le sumó igual situación en el Paraguay y la quiebra de la empresa madre, Compagnie Generale Aeropostale en la propia Francia. Allí, Marcel Boullioux Lafont enfrentaba una durísima contienda con el Ministerio del Aire francés que dudaba que los permisos otorgados no provinieran de favores políticos. Boullioux Lafont era hermano del Vicepresidente de la Cámara de Diputados de Francia. En consecuencia, las liquidaciones pendientes por servicios postales prestados no fueron efectivizadas y provocaron pérdidas millonarias.

Localmente, desde la firma del contrato con la Dirección de Correos y Telégrafos el 8 de Febrero de 1927, los montos a cobrar por la empresa para tarifas nacionales e internacionales, dejaban poco o ningún margen de maniobra en el manejo de los fondos. La empresa intentó por todos los medios convencer al gobierno argentino una revisión de las tarifas pactadas cuatro años atrás. Si ello no ocurría, la continuidad de los vuelos se vería seriamente amenazada.  

Quizás porque en los poblados de la Patagonia la presencia del avión achicaba las enormes distancias, cuando se conoció esta noticia, fue enorme la repercusión al punto que llovieron reclamos de todo orden en Buenos Aires. Los mismos pedían que se hiciera lo posible para mantener el servicio corriendo. Los aviones de la Aeroposta continuaron volando hasta que la situación se hizo insostenible y entonces el 28 de Junio de 1931, Domingo Irigoyen aterrizó en Harding Green por última vez, proveniente de Comodoro Rivadavia.

Pero todas las rutas evidenciaban el mismo síntoma. Ya el 8 de Abril de 1931, Almandos Almonacid notificó al gobierno paraguayo la suspensión del servicio a Asunción y el día 13 se cumplió el último vuelo. En Junio, además de suspender la ruta del sur, también fue cancelado el vuelo que conectaba con Santiago de Chile.

La cancelación de los servicios levantó tanto revuelo que la propia Dirección de Aeronáutica Civil se expidió en sentido favorable a la empresa aconsejando al gobierno nacional, la revisión del cuadro tarifario ante la inminencia de perder la conexión interna del país y con el extranjero.

Cuando la decisión parecía ser inexorable, desde la propia Dirección de Aeronáutica Civil surgió la idea de asumir el total de las operaciones a cargo del Estado, si se le alquilaba a la empresa todo cuanto hiciese falta. En ese contexto, aviones, herramientas e infraestructura de la Aeroposta Argetina S.A. eran usadas a cambio de un cánon. Y sueldos, servicios, combustibles y lubricantes eran pagados aparte por el explotador que en este caso era el Estado. El sistema tenía carácter experimental y por el término de seis meses.

La propuesta fue evaluada, implementada y aceptada por el Poder Ejecutivo. El decreto que así lo establecía fue firmado el 29 de septiembre de 1931 con todas las condiciones de alquiler, montos y retribuciones entre el Estado y la Aeroposta Argentina S.A. La nueva empresa se denominó “Aeroposta Nacional” para diferenciarla de su antecesora.

El cargo de Director fue ocupado por el inefable piloto Rufino Luro Cambaceres y una de sus primeras directivas fue sugerir un reajuste de las tarifas postales y la extensión de la línea a otras localidades de la Patagonia. Aunque se intentó restablecer tanto los vuelos hacia el norte como los del sur, estos últimos fueron los que finalmente se concretaron. Los mismos comenzaron el viernes 02 de octubre de 1931 con la partida del Laté 25 F-AISA desde el aeródromo de Villa Harding Green. El esquema de rutas se mantenía sin cambios con cabeceras en Bahía Blanca y Río Gallegos.

Rufino Luro Cambaceres (www.argentina-excepcion.com)
Pero en realidad, estos vuelos no estuvieron basados en General Pacheco como había ocurrido hasta ahora, sino en el Presidente Rivadavia en Morón. Pacheco no había entrado dentro del paquete de bienes alquilados al Estado y por consiguiente el Directorio de la Aeroposta Argentina S.A. reservó para sí el uso, que por esta época recibía y despachaba a los vuelos de la nueva Air France. 

Por otro lado, la Aeroposta Nacional era en realidad operada por la Dirección de Aeronáutica Civil quien además era la propietaria del aeródromo de Morón y tenía pleno derecho de uso del mismo. He aquí el porqué se utilizó Morón durante este lapso, mientras que General Pacheco permanecían los hangares y talleres de la Aeroposta Argentina S.A. El aeródromo mantuvo su condición operativa aunque sin uso intensivo.

Por otro lado, el vencimiento del período experimental de seis meses que vencía el 31 de mayo de 1932 fue prorrogado por Decreto del Presidente Agustín P. Justo hasta el hasta fin de ese año. Pero como las nuevas subvenciones, tasas y condiciones de contrato habían sido sustancialmente mejoradas, la verdadera propietaria de la empresa asumió nuevamente el control de la misma, desplazando así la explotación por parte de la Dirección de Aeronáutica Civil. El Directorio de la Aeroposta Argentina S.A. acordó con el gobierno nacional que se haría cargo de la explotación de las rutas. La nueva etapa de explotación y el vencimiento de la permisión anterior, imponía la firma de un nuevo contrato con iguales condiciones y que igualmente se extendería de modo experimental por 6 meses más hasta el 31 de diciembre de 1932.

Este nuevo cambio de responsables de la operación, marcaron el retorno de los Laté 25 a General Pacheco, pero para abril de 1935 estos habían comenzado a mostrar signos evidentes de desgaste. Su reemplazo se produjo con la incorporación de los Late 28 que la empresa ya había operado, pero en el medio existió una curiosa y poco conocida propuesta desde la Fábrica Militar de Aviones para la sustitución del venerable monomotor.

Hacia otoño de 1932 el equipo de diseño de la fábrica estatal bajo la dirección del Ingeniero Bartolomé de la Colina, creía haber obtenido una madurez tecnológica e industrial suficientes con sus modelos Ae.C.2 y Ae.C.3, como para avanzar con diseños más avanzados. Las necesidades de sustitución de la flota de la Aeroposta Argentina fue el disparador de una propuesta de diseño para un avión de transporte similar al vetusto Laté 25.

El 18 de mayo de 1933 voló por primer vez con todo éxito el Ae.T.1 Un monoplano de ala baja, monomotor con capacidad para 8 ocupantes y propulsado por un motor Lorraine Dietrich 12Eb de 450 hp. El diseño pretendía tomar el trono del Late 25 en Aeroposta, pero su imagen exterior emulaba notoriamente las líneas generales de los Junkers F.13.

Se construyeron tres ejemplares y tras corto pero intensísimo período de prueba, el Coronel Angel María Zuloaga le ofreció a la Aeroposta Argentina S.A. uno de los Ae.T1 en comodato para ser testeado en sus esquema de rutas patagónicas. El 09 de junio de 1934, Rufino Luro Cambaceres recibió en el aeródromo de Córdoba el Ae.T1 Dean Funes e inició de inmediato un notable raid de 7.600 km de extensión. Su primera escala fue el Aeródromo de Pacheco, donde embarcó como pasajeros al Presidente de la empresa y director local de Air France, Colin Jeannel, y a los señores 1Eduardo Justo (hijo del presidente) y Lago Fontán. El extenso vuelo fue recorriendo la mayoría de las escalas, llegando hasta Ushuaía. Estuvo de regreso el 15 de junio con un notable tramo entre escalas en el que recorrió los 1.620 km que separan Río Gallegos y Bahía Blanca en un tiempo de 5:49 horas a una velocidad promedio de 264 km/h.
El Ae.T1 "Dean Funes" es retirado de la Fábrica Militar de Aviones  por Luro Cambaceres para su vuelo de prueba a la Patagonia. 
El desempeño del Ae.T1 había sido excelente y Luro Cambaceres elevó un informe destacando ampliamente su satisfacción con el diseño y además sugirió la introducción de algunas modificaciones para adaptarlo al uso patagónico. Como consecuencia, la Fábrica Militar de Aviones  tomó sus sugerencias de diseño y adaptó tales cambios surgiendo así la versión Ae.T2, con mayor envergadura y una potencia de 600 hp. Además del nuevo modelo, se firmó un convenio entre la Fábrica y Aeroposta para el establecimiento de una serie de servicios comerciales que cubriría todo el país. Lamentablemente la profunda crisis de la empresa y la aparición de algunas críticas sobre los diseños de la Fábrica hicieron fracasar ambos proyectos. 

A consecuencia de ello y el Directorio de Aeroposta Argentina SA, resolvió el reemplazo y modernización de su flota con la adquisición a Air France de tres Late 28. Esta era una versión mejorada del modelo 25, pero con cabina más amplia y equipado con un  motor Renault 12Jb V-12 de 500 hp enfriado por líquido. En nuestro país fueron registrados R-305, R-322 y R-338 (F-AIAB, F-AJOU y F-AJIO sucesivamente)

No obstante el fracaso de Compagnie Generale Aerpostale a nivel nacional, la empresa permanecía en operaciones en algunas de sus rutas internacionales y sumida en una profunda crisis. Latinoamérica era una de estas rutas y el establecimiento de un servicio completamente aéreo era una silenciosa competencia contra la eficiencia alemana del Sindicato Cóndor.

Los franceses ya habían logrado cruzar el Atlántico con el vuelo de Jean Mermoz a bordo el Laté 28-3 F-AJNQ bautizado Comte de la Vaulx el 12 de mayo de 1930, pero tres años después aún no se había podido establecer un servicio permanente y confiable. Un nuevo ensayo se llevó a cabo el 16 de enero de 1933 con el trimotor Couzinet 70 bautizado Arc-en-Ciel, diseñado y construido exclusivamente para el raid transatlántico. Estaba propulsado por tres Hispano Suiza 12Nb de 650 hp de cada uno y llevaba una tripulación de compuesto por seis miembros. Con Mermoz a los mandos, cruzó el Oceáno Atlántico el 19 de enero y llegó a General Pacheco el día 22 donde fue recibido por una verdadera multitud.

El trimotor Couzinet 70 en la plataforma de Pacheco el 22Ene30 (Archivo General de la Nación)

Juan Mermoz es rodeado por una multitud tras su arribo en el Arc-en-Ciel a Pacheco el 22Ene30 (Archivo General de la Nación
Tipificación del Campo por la DGAC en 1934

En diciembre de 1930 el Presidente de facto José Félix Uriburu creó la Dirección de Aeronáutica Civil. Dando inicio a un período totalmente civil de administración y control de la aviación. El 28 de julio de 1931 la repartición fue transferida del Ministerio de Guerra a la órbita del Ministerio del Interior, pasando a denominarse Dirección General de Aeronáutica Civil. Desde su nuevo encuadre el organismo comenzó una gestión realmente fructífera y ordenada. Entre sus actos dignos de destacar, durante 1933 realizó un relevamiento de los principales aeródromos del país y cuyos datos fueron volcados en las sucesivas ediciones del Boletín de Aeronáutica Civil, una suerte de recopilación organizada de la abundante y diversa información que un piloto precisaba para volar de forma segura por el país.

Según la nueva reglamentación, los aeródromos se dividían entre “públicos” y “pistas de aterrizaje”. Decía la reglamentación “Se hallan registrados como Aeródromo Público, los campos de aviación cuyas instalaciones y dependencias en general son aptas para el servicio público. Las pistas de emergencia, en condiciones de utilización y los aeródromos no habilitados al servicio público, son considerados Pistas de Aterrizaje”. Dadas las características de las instalaciones que los franceses habían instalado, General Pacheco clasificaba como aeródromo de carácter público. Fue codificado como “2A2”, según el novedoso sistema que se había comenzado a utilizar.  El primer dígito correspondía a un número aplicado a cada provincia (“2” Buenos Aires; “6” Córdoba; “15” Jujuy, etcétera); la letra “A” era aplicable aquellos aeródromos más importantes (las Pistas de Aterrizaje recibían una “B”); y por último el número “2” era un ordinal interno dentro de la provincia. Así, pues, General Pacheco se convirtió en el segundo campo de importancia de Buenos Aires, detrás del Aeropuerto de Morón.

Ilustración aparecida en el Boletín de Aeronáutica Civil Nº 1, publicado en enero de 1934.  La misma representa los principales aeropuertos del país en ese entonces. Pacheco, entre ellos (Boletín de Aeronáutica Civil Nº 1
Esquema de ubicación del aeródromo respecto de la urbe  (Boletín de Aeronáutica Civil Nº 1
Plano general del aeródromo con medidas, orientación e infraestructura en general (Boletín de Aeronáutica Civil Nº 1
La hora de Air France.

La drástica situación mundial con la crisis de los primeros años de la década del treinta, mandaron a la quiebra además de la Compagnie Generale Aeropostale a muchas otras empresas pioneras que no pudieron aguantar la embestida. En Francia y a riesgo de perder prácticamente toda su conectividad aérea, el Ministro de Aviación, Pierre Cot decidió encarar una importante reestructuración del transporte aéreo comercial, creando el 07 de octubre de 1933 la Société Centrale pour l'Exploitation de Lignes Aériennes (S.C.E.L.A.).  La empresa se denominó comercialmente “Air France” y era precisamente una sociedad conformada por empresas francesas llevadas a la quiebra o en problemas financieros, como Air Orient, Air UnionSociété Générale de Transport Aérien ( S.G.T.A. ex Lignes Aériennes Farman), Compagnie Internationale de Navigation (C.I.D.N.A.,  ex Franco-Rumana) y la Compagnie Generale Aeropostale.

Las flotas y rutas de la nueva aerolínea no eran otras que las que ya explotaban las empresas que la conformaban. Obviamente hacia Africa y América del Sur fueron las aportadas por la Aeropostale en con años de experiencia en las mismas.

En la Argentina, los representantes de la Aeroposta Argentina S.A. habían recuperado sus rutas locales y las explotaban nuevamente desde junio de 1932, habiendo acordado con el gobierno un nuevo contrato y era una de las pocas empresas del imperio aerocomercial de Marcel Boullioux Lafont que se estaba recuperando y continuaba en operaciones. Pero además, Boullioux Lafont, ahora era parte de la flamante Air France, que poseía importantes contactos y gestores en la Argentina. Ello le permitió tramitar ante nuestro gobierno los permisos de continuidad de las rutas que antes explotaba la Aéropostale. El Poder Ejecutivo la autorizó por decreto del 26 de mayo de 1934[30], reconociendo a Air France en ese documento como sucesora de la extinta compañía francesa. Los vuelos se restablecieron de inmediato utilizando para sus arribos y partidas el aeródromo de Pacheco que compartía con los viejos Laté 25 y 28 de la Aeroposta Argentina S.A.

La empresa francesa se acomodó a sus anchas en Pacheco y produjo algunas construcciones interesantes. En esa época era común que los pasajeros se reunieron en el centro de la ciudad y fueran trasladados hasta el aeródromo en ómnibus a cargo de la empresa. Allí se los recibía en un edificio que poseía una sala de embarque, comodidades para los pasajeros y algunas oficinas técnicas y administrativas. La construcción, de una sola planta, seguía los lineamientos básicos del racionalismo francés de fines de los años veinte. Simples y de líneas puras tendía a una horizontalidad expandida, interrumpida solamente por una fuerte columna que remataba en un mástil y sobre el cual podía leerse “Air France”

Air France construyó una pequeña terminal para sel proceso de sus pasajeros y equipajes. (Marcelo Miranda) 
Air France en la Argentina tenía como único destino el de Buenos Aires, pero efectuaba una escala técnica en aeródromo de El Plumerillo en Mendoza de paso para su destino final en América del Sur, Santiago de Chile.

Como parte del proyecto de renovación de flota, la nueva gestión incorporó a las rutas sudamericanas tres trimotores Breguet 393 T, equipados con tres motores Gnome-Rhóne 7kd de 350 hp y un alcance de 975 km. Estos fueron los ejemplares matriculados F-ANEK (bautizado Gaviota), F-ANEL (Alcyon) y F-ANEM (Vautour).

El Breguet 393T matriculado F-ANEL (N°/s 5) de Air France, bautizado "Alcyon", presto al despegue nocturno desde General Pacheco (Archivo General de la Nación) 
Después de 1935 la empresa francesa envió dos Dewoitine D.333 (F-ANQC “Altair” y F-ANQB “Casiopee”) para cubrir la ruta Natal – Buenos Aires y mantuvo los Breguet para el tramo a Chile. Los D.333 eran trimotores de tren fijo, equipados con motores Hispano Suiza 9V (la versión francesa del Wright Cyclone construido bajo licencia) de 575 hp. Era una silueta característica por el ahusamiento de su fuselaje que podía contener hasta 8 pasajeros casi en versión VIP. Al año siguiente, los Breguet fueron devueltos a Francia y se reemplazaron por dos Potez 62-1 (F-ANQN N°/s 4027.8 “Flamant” y F-ANQO N°/s 4028.9 “La Berceuse”). Los Potez eran bimotores propulsados por sendos Le Rhone 14 Kirs de 870 hp con capacidad de acomodar hasta 16 pasajeros. En el mes de marzo de 1939, la flota local de Air France fue aumentada con el envío de dos Dewoitine D.338 (F-AQBR “Ville de Pau” y F-AQBT “Ville de Chartres”). Estos últimos eran una versión muy mejorada del D.333 con tren retráctil y los mismos motores pero repotenciados a 660 hp.
Hermosa fotografía que muestra la actividad cotidiana de Pacheco. En el el fondo un Dewoitine D.333 de Air France mientras los mecánicos de Aeroposta trabajan intensamente en los motores BMW 132a de un Junkers Ju-52 2m (Archivo General de la Nación)
Hacia 1936 Air France decidió abandonar completamente el servicio mixto e implementar un servicio todo aéreo. En este esfuerzo, desapareció en el océano el inefable Jean Mermoz el 07 de diciembre de 1936 a bordo de un Latecoere 300 “Croix-du-Sud”. Sin embargo, el show debía continuar y con menores tiempos de entrega posibles. Así, el Farman F-2231 “Chef Pilote Laurent Guerrero” logró realizar el recorrido desde Le Bourget hasta General Pacheco en 52 horas y 50 minutos aterrizando aquí el 22 de noviembre de 1937.

Farman F-2231 F-APUZ Chef Pilote Laurent Guerrero”  (Archivo General de la Nación)

El 2Nov37 el Farman Chef Pilote Laurent Guerrero”  aterrizó en Pacheco para continuar su vuelo inmediatamente a Santiago de Chile. Fue necesaria mucha ayuda para realizar  la recarga de combustible en poco tiempo (Archivo General de la Nación)


El Farman Chef Pilote Laurent Guerrero” tras su despegue de Pacheco el 22Nov37 (Archivo General de la Nación)
La invasión de Francia produjo casi la paralización total de la empresa que dejó muchas de sus aeronaves almacenadas en destinos extranjeros como General Pacheco. Así quedaron los dos D.333, dos D.338, dos Potez 62-1 ya mencionados más un Douglas DC-3-294 (N°/s 2122). Excepto uno de los Potez que fue adquirido por la uruguaya PLUNA, todas las aeronaves fueron expropiadas por el Estado nacional para tareas militares en 1943

8. Aeroposta “puramente” Argentina

Aeroposta Argentina S.A. se había hecho cargo nuevamente de los vuelos de la empresa en junio de 1932 tras renegociar el contrato postal. Esto le permitió restituir su aeródromo de Pacheco como base principal de operaciones y en abril de 1935, renovar por completo su flota de aviones por los más grandes Laté 28

Pero aunque anteriormente la Dirección de Correos y Telégrafos habían modificado las tasas que abonaba a la empresa, esta no veía reflejadas en sus balances indicios de rentabilidades siquiera acordes. El Directorio de la empresa comenzó a considerar seriamente la posibilidad de buscar nuevos inversores. Esto debía hacerse indefectiblemente a través de una modificación de los estatutos que fueron propuestos y aprobados por Decreto del Poder Ejecutivo a cargo del Dr. Agustín P. Justo y su Ministro del Interior Dr. Manuel de Iriondo. 

A principios de 1936, la empresa se encontraba satisfactoriamente equilibrada en sus finanzas. Pero lo más importante eran las reformas legales en la formación de la empresa que insuflaría aire fresco a la flota de aeronaves y materializaría las consecuentes mejoras y ampliación de infraestructura (construcción de pistas e instalaciones, red de estaciones radioeléctricas y telegráficas, talleres de mantenimiento y reparaciones generales, adquisición de diversos repuestos, etc)

La noticia de que la principal línea aérea nacional necesitaba aportes de dinero llegó a oídos de las personas indicadas. Estos eran, entre otros, el Dr. Ernesto Pueyrredón, Dr. Adolfo García Pinto, el Vicealmirante Ismael F. Galíndez y el Ing. Domingo Selva. Todos conocidos y potentados industriales y empresarios de Buenos Aires. De las negociaciones efectuadas ante el Directorio de la empresa, estos terminaron por adquirirla prácticamente, haciéndose cargo del 97 por ciento de las acciones, y desplazando así definitivamente a Marcel Boullioux Lafont de la misma.

Ernesto Pueyrredón en 1939. El corcel de la izquierda es "Embrujo" un animal muy querido por Ernesto y cuyo nombre heredaría el emprendimiento urbano que se levantó en los terrenos del aeródromo cuando éste fue clausurado. 
El nuevo Directorio fue hecho público el 15 de noviembre de 1936 por un Decreto del Poder Ejecutivo, que instruía a la Dirección de Aeronáutica Civil a cerrar las condiciones definitivas de un nuevo contrato con la Aeroposta Argentina S.A. Este contrato fue autorizado por el Decreto Nº 99.184 y las partes lo firmaron el 02 de febrero de 1937. Además de los cambios gerenciales, el contrato establecía nuevas tasas, pautas de operación y sobretodo nuevos destinos. Entre sus cláusulas figuraban la extensión de los servicios; modernización y renovación de la flota pero sobretodo exigía la adecuación de la infraestructura aeronáutica acorde a las incorporaciones de flota y además para una mayor cobertura de seguridad y confort de los pasajeros.

Las inversiones no se hicieron esperar y prontamente la Aeroposta Argentina S.A. comenzó la búsqueda de aeronaves para adquirir, acorde a la decisión tomada en sesión de Directorio el 14 de mayo de 1937. Los nuevos aviones eran tres trimotores Junkers Ju52/3m equipados con motores BMW 132a de 625 hp y dispuestos interiormente para el traslado de 17 pasajeros, con todas sus comodidades. Estos aviones estaban siendo operados en Brasil por la Deutsche-Lufthansa – DHL. El paquete de compra incluía 3 motores de repuesto, una estación de radio Lorenz, un equipo radiogoniométrico Telefunken y lotes de repuestos varios. Estos aviones al país por barco y fueron matriculados y bautizados respectivamente; LV-AAB (Patagonia), LV-BAB (Pampa) y LV-CAB (Tierra del Fuego) y comenzaron a ser afectados a las rutas de la Aeroposta el 14 de octubre de 1937 partiendo desde Buenos Aires con destino a Comodoro Rivadavia.

El flamante Junkers Ju52/3m LV-CAB (N°/s 5829) bautizado "Tierra del Fuego" (Archivo General de la Nación) 
La llegada de estos aviones marcó un nuevo abandono de Pacheco como base de operaciones. Tanto los talleres como todo el personal operativo se trasladó a al aeródromo de Quilmes, base natural del Sindicato Cóndor que también usaba los Ju52 para las rutas ascendentes hacia el Brasil. El cambio era obvio por cuanto pilotos y mecánicos debían ser entrenados en los nuevos aviones que eran sustancialmente diferentes de las máquinas francesas y en Quilmes existía un verdadero centro de entrenamiento con el personal alemán del Sindicato Cóndor.

Instalaciones del Sindicato Cóndor en el aeródromo de Quilmes, donde se desplegó la nueva flota de Aeroposta con fines de instrucción y entrenamiento (Gabriel Pavlovcic)
En agosto de 1938 el Directorio de la empresa resolvió utilizar nuevamente el aeródromo de General Pacheco, solamente utilizado para los vuelos de Air France. Pero previendo que en algún momento los vuelos y el mantenimiento se restablecería en Pacheco, se encargó al administrador del campo y Jefe de Aeródromo Raúl Fraga, numerosos cambios y reformas que debían realizarse para adaptar las instalaciones a los grandes Junkers Ju52/3m. Las intensas tormentas de los meses anteriores a ese agosto, dejaron las pistas de Quilmes en paupérrimas condiciones, hecho que aceleró el cambio de aeródromo.

Casi el total de la flota de Aeroposta Argentina S.A en la plataforma de Pacheco (www.alepolvorines.com.ar)


Plano de aeródromo de General Pacheco publicado en la Guía Aeronáutica de Aeropistas de 1939 
9. La Sociedad Mixta

Los diferentes sucesos políticos que se iniciaran en junio de 1943 con la denominada Revolución de los Coroneles, hasta el establecimiento del peronismo neto a principios de 1946, produjeron un punto de inflexión en la historia aerocomercial argentina.

En esta época fue cando el gobierno tomó real conciencia de la falta de políticas aplicadas desde los inicios del transporte aéreo en los años `20 y estableció un sistema de economías mixtas que aceptaba la participación privada, pero era el Estado quien tenía un rol central en la conducción empresaria.

El régimen fue impuesto por el Decreto P.E.N. Nº 9.358 del 27 de abril de 1945 pero se instrumentó a fines de ese año. Entre los considerandos particulares se estableció la normativa de participación de cada una de as partes y también se dividió el país en zonas de influencia para cada empresa a crear. Así, todo el noroeste quedó a cargo de Zona Oeste y Norte de Argentina (Z.O.N.D.A.), la mesopotamia fue asignada a Aviación Litoral Fluvial de Argentina (A.L.F.A.)  y todos los vuelos hacia el exterior le correspondieron a la Flota Aérea Mercante Argentina (F.A.M.A.). La Patagonia fue mantenida para una nueva empresa que surgiría a partir de la absorción estatal de la existente Aeroposta Argentina S.A. A excepción de esta última, todas las empresas fueron creadas desde la nada y con gruesos aportes de capitales del estado nacional.

La concesión de rutas y contratos con que operaba la Aeroposta tenía fecha de vencimiento el 01 de Febrero de 1947, pero previsiblemente se comenzó a suponer que el mismo no sería renovado habida cuenta de las nuevas políticas aplicadas. Ello no significaba de ningún modo la cancelación de los servicios; todo lo contrario. El 12 de abril de 1946 se conformó la Sociedad Mixta Aeroposta Argentina con un capital de 8.000.000 $ de los cuales el 20% era aportado por el Estado. La parte privada quedó constituída por un conjunto de capitales que incluía bienes inmateriales como estudios y organización y otros algo más concretos como cinco Junkers Ju52/3m, repuestos generales y enseres.

La empresa mixta recibió los cinco Junkers y otras máquinas secundarias, pero el Directorio decidió renovarla por completo con la incorporación de 4 Douglas DC-3 con capacidad para 21 asientos, 2 ejemplares con 28 lugares y 2 más en configuración de cargueros puros. Estos aviones entraron en servicio a partir del 01Feb1947, justo con el vencimiento del contrato firmado 10 años atrás. (saado de la nota de POteze. Ver cuáles de las matrículas puestas más abaos corresponden a cada versi{on de DC-3)

Además, le fueron transferidos desde el Estado un contrato de compra de siete Douglas C-47 (LV-ACW, LV-ACX, LV-ACY, LV-ADD, LV-ADF, LV-ADG y LV-AET) y otro por cinco Martin 202 que finalmente no prosperaría. En el paquete final de bienes transferidos no estuvieron incluídos los aeródromos que eran de propiedad de la Sociedad Anónima: Villa Harding Green (Bahía Blanca), Lago Argentino, Lago Buenos Aires, Posadas, Puerto Deseado, Río Gallegos, Río Grande, San Julián, Santa Cruz, Trelew y General Pacheco.

Douglas DC-3C LV-ACY (N°/s 12291). Uno de los entregados a Aeroposta Argentina Sociedad Mixta (www.loudandclearisnotenough.blogspot.com)   
El grueso de la flota de DC-3 adquiridos por Aeroposta arribó a Buenos Aires entre febrero y mayo de 1947. Estas máquinas comenzaron a ser programadas en vuelos regulares casi de inmediato y tan pronto ello ocurrió también comenzaron a darse las primeras bajas. El 30 de julio de 1947 el Douglas LV-ADD (en realidad se trataba de un Douglas C-47A-80-DL Skytrain c/n 19545) embarcó en la plataforma de General Pacheco 10 pasajeros, carga y su tripulación completa. A las 5:30 fue autorizado a despegar y comenzó su carrera de despegue. Durante la misma y cuando el avión aún estaba en tierra, se experimentó una falla en uno de sus motores que determinó el abortaje el despegue y las maniobras de su tripulación para hacer todo cuanto podía para frenar la máquina en la pista.

Esto no pudo ser posible y el aparato sobrepasó el umbral opuesto, chocando con postes, árboles y deteniéndose a pocos metros de una casa vecina. Ya fuera de pista, el Douglas barrió su tren de aterrizaje y al quedar posado sobre su vientre, la hélice izquierda fue arrancada de su eje, incrustándose en el fuselaje a pocos centímetros detrás del puesto del piloto.

El accidente no produjo más que algunos heridos contusos y los destrozos del campo, sin embargo los daños sobre el Douglas determinaron su baja definitiva.

Douglas DC-3C LV-ADD (N°/s 19545) El ejemplar accidentado en Pacheco el 30Jul47 (www.loudandclearisnotenough.blogspot.com)

Crónica del accidente reflejada en el Diario La Nación el 31Jul47 (Diario La Nación)
10. So.G.Avi.

Cada uno de los aeródromos que no habían sido parte de la integración de la sociedad mixta, tenía una situación y niveles de equipamientos distintos. Algunos estaban en terrenos fiscales, por lo que su propiedad era dudosa; pero sobre otros tenía el dominio plenipotenciario y absolutamente todos habían sido construídos por la empresa. La nueva Sociedad Mixta continuó operando en esos aeródromos, bajo contratos de alquiler que luego serían transferidos a Aerolíneas Argentinas.

El 14 de mayo de 1946 los accionistas de la antigua Sociedad Anónima resolvieron cambiar de razón social por el de Sociedad General de Aviación S.A. (So.G.Avi.) y que en realidad era la propietaria de la parte privada de Sociedad Mixta Aeroposta Argentina.

El cambio de aeronaves impuesto por la nueva gestión exigía importantes modificaciones de la infraestructura y que finalmente caían sobre las espaldas de So.G.Avi. como propietaria del aeródromo de General Pacheco y todos los otros en donde claramente la operación se veía resentida.

Según se preveía, el grueso de los nuevos aviones comenzaría a llegar a la Argentina a partir de febrero de 1947, por lo que era necesario tener listas ya las modificaciones para esa fecha. En efecto, durante el transcurso de 1946 So.G.Avi. efectuó los trabajos de adaptación en los hangares e instalaciones y construyó dos pistas de 1.500 mts de extensión, de tierra y con un tratamiento asfáltico de superficie.

11. El Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires.

Durante años la ciudad de Buenos Aires había discutido en sus foros más importantes el problema de su aeropuerto. El debate oscilaba entre si tener o no una terminal aérea dentro del éjido urbano y en el caso afirmativo la pregunta era dónde. El tema tenía su origen hacia 1923 y desde entonces se habían sucedido permanentemente con propuestas que pretendían ubicarlo casi siempre en la costa del río, pues por aquella época la atención se centraba en hidroaviones.

Otro grupo se especialistas opinaba que quizás no era necesario construir un campo cuando en los alrededores de la ciudad existían numerosos aeródromos con complejidad y dimensiones suficientes como para agregar otro más. En efecto, hacia 1926 el Estado creó el Aeropuerto Presidente Rivadavia en la localidad de Morón, como un campo especialmente destinado a la aviación civil en todas sus formas. Incluso la comercial, que era la principal fuerza de presión corporativa hacia el gobierno.

Durante toda la década de `30 los proyectos surgían desde todo ámbito y cargados también de todo tipo de intereses. Hacia 1935 se promulgó la Ley Nº 12.935 que determinaba la creación de una comisión especial para estudiar el problema en profundidad y la presentación de un proyecto adecuado. Esta ley determinaba también que el aeródromo debía ubicarse dentro de los límites de la ciudad de Buenos Aires y ello fue el lazo al cuello que tuvo el aeródromo. En la ciudad no quedaban terrenos aptos de dimensiones y tamaños suficientes para alojar un aeródromo de proporciones.

El terminó por resolverse en noviembre de 1946 y durante los primeros meses del gobierno de Juan Perón. En conocimiento de lo intestino del tema, el Intendente Dr. Emilio Pío Siri destinó una superficie que se encontraba ganada al río para ser destinada al uso aeronáutico. Esa parcela no fue elegida al azar, sino que fue solicitada por la Secretaría de Aeronáutica para construir allí un aeródromo ignorando años de planificaciones, proyectos, críticas y consejos.

El 03 de enero de 1947 se comenzó con trabajos de adecuación de suelos, despeje de obstáculos, demarcación de pistas y el ordenamiento paisajístico de los alrededores. Aunque no había mucho que construir, todo cuanto se hizo era prácticamente improvisado y los cambios se sucedían durante la marcha.

En mayo de ese año estuvo listo para la operación de aeronaves livianas y ese mismo mes comenzaron a conocerse los primeros puntos que regulaban la actividad del lugar. El Boletín Aeronáutico Público Nº 378, publicado en ese mes, incluía la Resolución Nº 1.544/48 que especificaba que el aeródromo se declaraba como “kilómetro 0” de las rutas aéreas del país. Es decir que las cartas aeronáuticas nacionales estaban referidas, en rumbos y distancias, desde aquí.

En vistas a que el campo pretendía ser usado ampliamente por las empresas aerocomerciales, la Secretaría de Aeronáutica estableció algunas pautas de utilización. Estaba claro que este no el uso principal por el cual se habilitaba el aeródromo y dejar actuar a las empresas con libertad, desvirtuaría en corto tiempo el carácter deportivo y de esparcimiento que se había pretendido desde el principio.

En primer lugar, la resolución autorizaba a las empresas aerocomerciales mixtas recientemente formadas a usar el Aeroparque. Ellas eran Aerolínea del Litoral fluvial Argentino (A.L.F.A.), Zona Oeste y Norte de Argentina (Z.O.N.D.A.), Sociedad Mixta Aeroposta Argentina y Líneas Aéreas del Estado (L.A.D.E.). Por pertenecer completamente al estado, esta última había sido declarada como la única empresa apta a utilizar el nuevo campo como base fija de operaciones.

El Aeroparque "17de octubre" se inauguró el 08Ago47. Se reglamentó como de uso exclusivo para vuelos cercanos y la aviación general, pero todas las empresas aerocomerciales lo utilizaron desde entonces (Archivo General de la Nación) 
Los vuelos producidos por estas compañías desde y hacia el Aeroparque no debían ni podían estar ubicados a una distancia máxima de 700 km. La medida tenía como destino, desalentar a las empresas o centrar sus vuelos aquí, en detrimento de aeropuertos como el de Morón (hasta el momento el único habilitado a recibir vuelos comerciales) ó el que se construía en Ezeiza.

Por su parte, la Flota Aérea Mercante Argentina (F.A.M.A.) fue desestimada a operar debido a razones obvias; sus aeronaves superaban ampliamente las perfomances operativas permitidas y sus destinos naturales eran esencialmente internacionales, obligando al manejo de pasajeros bajo tutela de controles como aduana y migraciones.

Solamente se autorizó al Aeroparque a recibir y despachar vuelos de carácter internacional hacia la República Oriental del Uruguay. 

El 08 de agosto de 1947 se inauguró el nuevo aeródromo y el gobierno aprovechó la oportunidad para presentar en público dos nuevos aviones salidos de la Fábrica Militar de Aviones en la ciudad de Córdoba; el I.Ae-27 Pulqui, una aeronave experimental que se había constituído en la primera en ser propulsada por un reactor en latinoamérica y el caza I.Ae-30 Ñancú equipado con sendos motores Rolls Royce Merlin 604 de 12 cilindros que le permitían desarrollar una velocidad máxima de 780 km/h.

Con el campo oficialmente habilitado y los instrumentos legales que autorizaban los vuelos comerciales, las empresas prácticamente se lanzaron a ocupar un espacio operativo en el Aeroparque. La primera de ellas fue Aviación del Litoral Fluvial Argentino (A.L.F.A.) con el aterrizaje de un DC-3, proveniente de Morón en vuelo ferry y que estaba programado para efectuar el nuevo servicio a Punta del Este (Base Aeronaval Laguna del Sauce, Uruguay).

Muy pocos días después del desembarco de A.L.F.A. en el Aeroparque, lo hizo la Sociedad Mixta Aeroposta Argentina que comenzó a programar sus vuelos desde el mismo lugar. Como se sabe, absolutamente todos los destinos de esta empresa se encontraban ubicados en la Patagonia, a mucha más distancia que los 700 km. permitidos por la Resolución Nº 1544/48. Es muy probable que para que ello haya sido posible, Aeroposta ya contara con la permisión de la autoridad aeronáutica, que permitía soslayar tal impedimento.

La empresa ya había sido una de las visionarias en hacer uso del Aeroparque. Previendo la conveniencia de uso del nuevo aeródromo, publicó en febrero de 1947 avisos publicitarios de sus servicios con la leyenda “Salidas del aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires y de General Pacheco”. Obviamente ello ocurrió antes de la limitación impuesta por la Secretaría de Aeronaútica.

Como fuere, Aeroposta Argentina no tuvo problemas en basar sus vuelos desde el nuevo Aeroparque y trasladar diariamente sus aviones en vuelo ferry desde y hacia General Pacheco.

12. Comienzo del ocaso.

Claramente el surgimiento del nuevo aeródromo metropolitano era por lejos infinitamente más conveniente que General Pacheco. Los pasajeros de la empresa ya no tenían que trasladarse por los rudos y largos caminos provinciales para tomar un vuelo, prácticamente lo tenían en la puerta de casa.

Si existía un verdadero problema para la empresa, que a pesar de la distancia, conservaba allí su base principal de operaciones y mantenimiento. De hecho, SoGAvi produjo fuertes inversiones en 1946 en el lugar con la construcción de un hangar apto para alojar DC-3 y la aplicación del asfalto en ambas pistas.

Además de la inauguración del Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires, el advenimiento del peronismo significó también que el propio campo de Pacheco fuera incluído dentro de las masivas expropiaciones que el Estado estaba haciendo, con el claro objeto de ordenar la situación registral de decenas de aeródromos del interior del país.

Tales enajenaciones se producían al amparo de un cúmulo de leyes y normas legales especialmente preparadas para contemplar estas situaciones de diversa índole y en todo ámbito. Entre ellas se encontraba el famoso Plan Quinquenal 1947-1951 que dentro de sus objetivos últimos contemplaba a la aeronáutica por completo, incluyendo principalmente a la industria e infraestructura.

En ese contexto, la Secretaría de Aeronáutica comenzó un exhaustivo plan de revisión de casi todos los aeródromos del país. El tema sirvió para darle titularidad certera al verdadero propietario de sus tierras, declarar el campo de utilidad pública si fuera necesario, declarar la categoría de complejidad de la infraestructura, declarar el nivel y estado de los servicios ofrecidos y finalmente poner en norma una infinidad de campos sino ilegales, al menos no regularizados.

Aunque históricamente el aeródromo de Pacheco había sido de propiedad privada (primero de la Aeroposta Argentina S.A. y desde el 14 de mayo de 1946 de SoGAvi), el campo también fue blanco de las ansias expropiadoras del gobierno peronista.

Las instalaciones del Aeródromo de General Pacheco hacia 1941 (Revista Aeroposta)
Y no era para menos, pues desde su creación y producto de la filosofía que la Compagnie Generale Aeropostale, este campo siempre mantuvo un nivel de equipamiento y servicios muy superiores al mejor ejemplo que el Estado podía ofrecer. Ni siquiera el Aeropuerto Presidente Rivadavia ubicado en Morón, igualaba a General Pacheco en instalaciones. Obviamente que si llevaba la delantera en tamaño y volumen de operadores y movimientos, pero no en calidad de instalaciones y servicios.

El 05 de junio de 1948 se publicó en el Boletín Aeronáutico Público la Resolución Nº 15.991 que declaraba la expropiación de las tierras que ocupaba el campo de SoGAVi para “ … la instalación definitiva del Aeródromo General Pacheco”. Esta Resolución estaba basada en los Expedientes INF Nº 28.191 e INF Nº 27.868 y la propuesta del Secretario de Aeronáutica de declarar esas tierras sujeto de interés público.

Entre las normas legales incluídas y que daban marco a la expropiación se hace mención expresa de la Ley Nº 12.940 que facultaba a la Secretaría de Aeronáutica a depositar el valor estimado de los bienes y tomar posesión del campo. Para tal efecto se hizo tasar el valor inmueble y de la pesquisa se pudo establecer el mismo en 966.480 m$n

Plano de aeródromo de General Pacheco publicado en la Guía Aeronáutica de Aeropistas de 1948
El lógico proceso legal de expropiación tomaba un tiempo considerable. El necesario para que el Aeroparque pusiera en ridículo a muchos campos ubicados dentro del Gran Buenos Aires. Este campo ubicado a metros del centro de la capital, estaba teniendo un crecimiento fabuloso y esto hacía que todos lo prefirieran antes que a Morón, San Fernando o por caso General Pacheco.

Durante ese tiempo, la presencia de la Sociedad Mixta Aeroposta Argentina se fue consolidando en el Aeroparque y en un abrir y cerrar de ojos, también allí se hacían los mantenimientos menores sin necesidad de trasladar diariamente los DC-3. Prontamente las visitas de estos bimotores comenzaron a ser cada más espaciadas.

13. La creación de Aerolíneas Argentinas

A comienzos de 1949 el sistema de sociedades mixtas se encontraba sumido en una verdadera crisis. Todas ellas habían fracasado económicamente, acumulando un quebranto que debía ser finalmente absorbido por el Estado nacional. Ello sumado a la sanción de la reforma constitucional producida en marzo de 1949, hizo que las empresas mixtas comenzaran a transitar lentamente el camino hacia la unificación y la total estatización.

La modificación no sorprendió a nadie, pues las pautas de la reforma constitucional se conocían desde mediados de 1948. El 03 de mayo de 1949, el PEN dio a conocer el Decreto Nº 10.479 que eliminó el sistema de sociedades mixtas de aeronavegación implantado en 1945 por el decreto del P.E.N. Nº 9.358

El Artículo 1º del Decreto Nº 10.479 dispuso dejar sin efecto la autorización de funcionamiento de las cuatro sociedades mixtas de aeronavegación y retirar la personería jurídica reconocida a estas sociedades. Esto último, desde el punto de vista legal conformó el certificado de defunción de cada una de estas sociedades mixtas. El Artículo 2º declaró a las mismas, incorporadas al Estado Nacional y conforme el Artículo 3º el Ministerio de Transportes tomaría a su cargo la administración y explotación de los servicios que prestaban estas sociedades así como su activo y pasivo. Por el Artículo 4º el Estado Nacional se comprometía a continuar empleando a todos los obreros y empleados siempre que reuniesen las condiciones de lealtad, honestidad y capacidad. El Artículo 5º disponía que dentro de los treinta días el Ministerio de Hacienda debía convenir con el Ministerio de Economía la forma de rescate de las acciones del capital privado por intermedio del Instituto Argentino del Intercambio (I.A.P.I.).

Por cierto que el Ministerio de Transportes carecía del personal y de los medios necesarios para explotar y controlar las operaciones de las cuatro ex sociedades mixtas y por ello, inicialmente, cada aerolínea continuó operando con su propia estructura independiente. De inmediato, se creó en el seno de la Dirección General de Aeronáutica Comercial del Ministerio de Transportes, la Gerencia General de Aerolíneas Argentinas a cargo del Comodoro (R.) Martín R. Cairo para ordenar y unificar la gestión de los servicios de las cuatro sociedades mixtas. Se la conocía domésticamente como “Alas” pero el nombre completo de la Gerencia incluía a las palabras “aerolíneas argentinas” como un sustantivo plural a fin de referirse a las cuatro aerolíneas de la argentina en situación de desequilibrio financiero.

El 07 de diciembre de 1950 el P.E.N. publicó el Decreto Nº 26.099, creando en el ámbito del Ministerio de Transportes, la “Empresa del Estado Aerolíneas Argentinas” para tomar a su cargo la explotación de los servicios que prestaba la Gerencia General de Aerolíneas Argentinas.

En poco tiempo ya se hablaba de la nueva empresa y todos la referían como “Aerolíneas Argentinas”. Como Gerente General fue designado Dirk Wessels Van Leyden un experimentado hombre proveniente de Aeroposta Argentina S.A., cuyo éxito tanto en sus gestiones pasadas como las que le tocaría vivir en Aerolíneas Argentinas, radicaba en la asombrosa capacidad de liderazgo y formación de equipos de trabajo.

Con el aporte de las mixtas, la flota heredada para Aerolíneas Argentinas era de 58 aviones, pero prontamente quedaron reducidas a sólo 30 máquinas, con la intervención de la Comisión Liquidadora de Empresas Mixtas. Se propició a una unificación de aviones manteniendo la mayoría de la serie Douglas para las líneas de cabotaje e internacional y los botes voladores Short para los vuelos sobre el litoral del noreste.

La base natural de asentamiento operativo de la nueva empresa estatal bien pudo ser el aeropuerto de Morón. Pues allí tenían base las extintas A.L.F.A. (además de su base de hidroaviones en Puerto Nuevo), Z.O.N.D.A. y F.A.M.A. Casi todas habían erigido importantes instalaciones y ello hacía evidente que Aerolíneas Argentinas se asentara allí a sus anchas. Sobretodo, porque Morón había sido creado como un campo civil en 1926 y desde 1942, el Director General de Aviación Civil, Dr. Samuel Bosch había dispuesto el desalojo de toda la actividad aerodeportiva para que no interfiriera con la aerocomercial.

Pero la simpleza y lógica de tal razonamiento pasó a un segundo plano desde el 27 de octubre de 1949, con la inauguración del novísimo Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Tal proyecto databa desde fines de 1945 y al igual que Aerolíneas Argentinas, dependía del Ministerio de Transportes. Consecuentemente, allí se destinó a la empresa a despecho de las instalaciones existentes ya mencionadas.

Aeropuerto Internacional de Ezeiza, inaugurado el 27Oct49 (Archivo General de la Nación)
Pero la decisión de mudarse a un nuevo aeródromo no implicaba que la empresa tuviera dónde instalarse y aunque contaba con infraestructura de sobra en el Aeropuerto Presidente Rivadavia de Morón, era necesario encarar de nuevas construcciones en tierras aledañas a Ezeiza. A la actividad febril que se había vivido con la construcción del aeropuerto, le siguieron las obras que significaban una empresa como Aerolíneas Argentinas. Se previeron hangares, talleres, laboratorios, bancos de prueba de motores, imprenta, pañoles, etc.

Banco de motores de Aerolíneas Argentinas construído en Ezeiza (Archivo General de la Nación)
La designación del Aeropuerto de Ezeiza como base fija de operaciones de Aerolíneas Argentinas, se produjo por Resolución Nº 2.469/51 del 04 de octubre de 1951 (BAP Nº 840 17Dic51) y notificaba que desde el día 15 de septiembre pasado se habían trasladado absolutamente todos los vuelos a Ezeiza.

14. La Clausura.

Mientas estos importantes cambios administrativos se sucedían en la aviación comercial, estaba pendiente de resolución la expropiación del campo de General Pacheco.

Los argumentos que sostenían tal decisión empezaron a ponerse en duda cuando comenzó a palparse certeramente el fin de las compañías mixtas que finalmente se precipitó el 03 de mayo de 1949 con el Decreto P.E.N. Nº 10.479. El resto de ese año, las empresas disueltas despendieron de la Gerencia General de Aerolíneas Argentinas y fue en este período que se decidió la conformación de una nueva empresa aglutinadora y la instalación definitiva en Ezeiza. Prueba de ello son los reportes periodísticos fechados el 19 de enero de 1950 y en los que el Ministerio de Transporte anunciaba el traslado a Ezeiza, de las instalaciones de mantenimiento que Aeroposta Argentina tenía en General Pacheco.

La nueva base en Ezeiza convertía a Pacheco en un campo de total prescindibilidad para el Estado. Aunque era un campo bien equipado, el mismo estaba ubicado a larga distancia del centro y los caminos de acceso jamás fueron de los mejor. Y aunque hubiera querido mantenerlo operativo, no habían justificaciones de peso para sostenerlo ni siquiera por demanda de la aviación general.

Con el proceso de expropiación anulado, el campo continuaba siendo de propiedad e So.G.Avi. que por otro lado también era propietaria de otros 9 aeródromos, otrora destinos comunes de la Aeroposta Argentina  S.A.. Estos eran Cañadón León, Lago Argentino y Lago Buenos Aires (que carecían de todo valor comercial) fueron cedidos al Ministerio de Aeronáutica. El campo de Posadas fue vendido vendió en 1957 al Aero Club, que lo ocupaba desde su creación. En Trelew, Bahía Blanca (Harding Green), Santa Cruz y Rio Grande el Estado inició juicios de expropiación, que se extendieron en el tiempo. Río Grande fue devuelto a So.G.Avi. pero ocupado con una actividad no aeronáutica. Rio Gallegos estuvo en manos de la empresa estatal mas tiempo.

Terminada la justificación de uso aeronáutico del campo, So.G.Avi decidió parcelarlo y venderlo atomizado aprovechando el alto valor que las tierras estaban teniendo en virtud del avance urbano de la zona. El 15 de mayo de 1950 se dio por concluido el traslado de los enseres de Aerolíneas Argentinas hacia Ezeiza y la propietaria notificó a la autoridad aeronáutica sus intenciones para con el campo.

La Dirección General de Circulación Aérea y Aeródromos dispuso inicialmente como fecha límite de operación el 04 de mayo de 1950, pero esta fecha fue postergada hasta el 31 de diciembre.

El fraccionamiento recién se concretó en 1953 y sucedió en dos sectores. Uno de 29 has., donde estaban los hangares y las instalaciones aeronáuticas, que no se tocó y se destinó a uso industrial y otro de 68 has., que se urbanizó, con calles (algunas pavimentadas) y otras infraestructuras, dividiéndose en 1.504 lotes de alrededor de 350 metros cuadrados que, siguiendo la usanza de la época, se remataron para ser pagados un veinte por ciento al contado y el resto en 120 cuotas. EI conjunto se denominó "Barrio Parque EI Embrujo", un homenaje secreto a Embrujo, uno de los primeros padrillos del haras El Paraíso, un negocio que Ernesto Pueyrredón había iniciado unos años atrás. Los remates siguieron hasta 1959, fecha a la que se habían vendido 1.122 lotes y la fracción de uso industrial. La empresa, decidió entonces suspender las ventas porque una vez mas estaba siendo victima de la inflación. So.G.Avi se convirtió en una gestora de negocios inmobiliarios que operó hasta por lo menos hasta 1963.

Pero el campo aún tendría un uso aeronáutico en el futuro. El 14 de setiembre 1965 el Saab 91A Safir LV-RIG (N°/s 91115) se accidentó e el lugar con daños estimados en un 35%. No ha podido determinarse si el avión operaba allí clandestinamente ó si circunstancialmente utilizó el antiguo aeródromo como campo para resolver una emergencia en vuelo.

15. Lo que queda

Lo que hasta 1950 era el aeródromo de General Pacheco, actualmente ha quedado limitado por la Avenida Hipólito Yrigoyen al norte, Marcos Sastre al este, General Pacheco al sur y la Avenida Libertador General San Martín por el oeste. Las parcelas otrora diferenciadas como industriales y residenciales, conservan en líneas generales esas características, claro que completamente utilizadas. En el cuarto norte del terreno, definido por la Avenida Hipólito Yrigoyen, Marcos Sastre, Nuestra Señora de Fátima y Hernán Cortes, ha sido completamente destinado al uso industrial y comercial. En este sector se encuentran las únicas dos construcciones aún existentes y que datan de la época del aeródromo. Se trata de los dos últimos hangares construídos y que han sido aprovechados en la actualidad para la actividad industrial.

El Municipio de General Pacheco mantiene viva la esencia aeronáutica del barrio con la aplicación de nombres a la infraestructura del lugar. En la esquina de las calles Bélgica y Lavalleja existe la Escuela Primaria N° 45 Antoine de Saint Exupery y la Plaza El Principito se encuentra sobre Hernán Cortés entre Cepeda y Felix Frías.

Antiguos hangares de Aeroposta actualmente ubicados sobre la Ricardo Palma y afectados usos comerciales e industriales (www.alepolvorines.com.ar)

Descripción cnoológica del avance del crecimiento edilicio de la infraestructura del aeródromo.

Sobreimpresión del aeródromo en la trama urbana actual. 

Agradecemos a Pablo Potenze por su colaboración para la realización de la entrada General Pacheco. 
Pablo es autor de una serie de articulos que repasan la historia completa de la Aeroposta Argentina, publicados en la revista Lima Víctor.  Lima Víctor N°49 Otoño 2015, Lima Víctor N°50 Invierno 2015 y Lima Víctor N°51 Primavera 2015Clickee sobre los links para tener acceso a ellas. .

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