lunes, 10 de abril de 2023

Sociedad Sportiva Argentina (C.A.B.A.)

34°34´15.76” S - 58°25´40.16” W

4 mts SNM

Luego de casi un siglo de numerosas exhibiciones de vuelo en nuestro país efectuadas por extranjeros, un argentino tomó contacto con la aerostación, iniciando así, la verdadera historia aeronáutica nacional.

Imagen satelital actual con los sobreimpresos de las ubicaciones del Stadium de la Sociedad Sportiva Argentina, la Quinta Los Ombúes y la Compañía de Gas del Río de la Plata.

Aarón Félix Martín de Anchorena nació en Buenos Aires el 05 de noviembre 1877 en el seno de una tradicional y acaudalada familia patricia de estancieros. Desde joven, de Anchorena sentía una especial atracción por los deportes como el automovilismo y la aviación, concentrada hasta entonces por globos aerostáticos. Desde 1902 de Anchorena se desempeñaba como secretario de la “Legación Argentina en París” (algo así como una embajada nacional, en la capital francesa), cargo diplomático que le permitía tener acceso a las principales instituciones y eventos deportivos de todo tipo. En 1905 tuvo la oportunidad de ser pasajero de un globo aerostático piloteado por el brasilero Alberto Santos Dumont. La experiencia le resultó cautivante, al punto que de Anchorena se asoció al Aéro-Club de France e inició sus lecciones de vuelo bajo la instrucción de Paul Tissandier en Saint Cloud, París.

Aarón Félix Martín de Anchorena Castellanos (1877 - 1965)

Habiéndose convertido en piloto con alguna experiencia en vuelo, adquirió en París un esférico de gas, construido con husos de algodón y un volumen de 1.200 m3. A mediados de 1907, embarcó el globo a Buenos Aires con la intención de volarlo en su tierra natal y provocar con él, el entusiasmo necesario de sus colegas locales que le permitieran fundar una entidad deportiva semejante al Aéro-Club de France.

De Anchorena utilizó sus influencias para contactarse con numerosas autoridades y expresarles sus intenciones. Fue recibido por algunos ministros del gabinete del presidente Dr. Manuel Quintana, como los Ministros de Guerra, general Diógenes Aguirre y el de marina, almirante Onofre Beetbeder. Pero fue el barón Antonio de Marchi, quien puso a su disposición el campo de Palermo de la Sociedad Sportiva Argentina.

Barón Antonio de Marchi (1875 - 1934)

Antonio de Marchi había nacido en Milán (Italia) el 25 de agosto de 1875 y emigró hacia la Argentina a fines del siglo XIX. No lo hizo como el común de los europeos, sino que contaba con una modesta fortuna y sobre todo una gran visión comercial. Era ante todo un entusiasta deportista y fue con este argumentó que logró ser un reconocido miembro de la alta sociedad. En poco tiempo de Marchi era un porteño más y figura en deportes como esgrima, boxeo, hipismo, remo, etc. No sólo los practicaba, sino que además impulsaba su fomento y popularización, principalmente en el desarrollo de la niñez cerca del deporte. Su sorprendente personalidad lo llevó a ser parte de la dirigencia de la Sociedad Sportiva Argentina.

Caricatura de Antonio de Marchi, muy típica de la época publicada en la revista Caras y Caretas (Caras y Caretas)

Esta entidad, había sido fundada en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1899 con el nombre de Sociedad Hípica Argentina, pero este fue cambiado en 1902, fecha en que Antonio de Marchi se hizo cargo de su conducción. La gestión que le impuso a la entidad fue la diversificación de los deportes, además del hipismo, logrando incorporar lucha, polo, box, ciclismo, motociclismo, automovilismo y principalmente fútbol. La institución tenía su sede administrativa en la Calle Florida 183 y para la práctica de sus actividades, contaba con un amplio predio cedido por la Municipalidad de Buenos Aires, ubicado sobre la Avenida Vértiz (actual Avenida Libertador), frente al Hipódromo Argentino y en el actual barrio de Las Cañitas.

Logo de la Sociedad Sportiva Argentina

El campo ocupaba unas 20 hectáreas en total, en cuyo centro existían dos pistas lineales; una de 1.100 metros de longitud y 20 de ancho, destinadas a las carreras de trote y de sulkys. La segunda tenía 1.000 metros de extensión por 20 de ancho y se utilizaba para competencias de obstáculos con vallas, barreras y fosos de agua. Entre ambas pistas existía un amplio espacio de 335 metros por 116 de ancho, destinado a canchas de fútbol y polo. En su perímetro existía el clásico óvalo de hipódromo. Sobre el costado sur se habían dispuesto grandes tribunas, divididas en dos sectores; una cubierta para miembros y sus familiares y la otra para el público en general.

Ubicación del Stadium de la Sociedad Sportiva Argentina en Palermo (www.viejosestadios.blogspot.com)

Para entonces, la aerostación había dejado de ser cosa de aventureros y saltimbanquis y era vista como toda una actividad deportiva realizada por verdaderos aeronautas, siempre ligados al mundo del “sport”. Por tanto, De Marchi no dudó un segundo en ofrecer a de Anchorena el Stadium de Palermo, como se conocía popularmente al predio.

El convite le venía como caído del cielo para las intenciones de De Anchorena. El predio de la Sociedad Sportiva Argentina y sus socios, eran el escenario y público perfectos para popularizar la aerostación y ganar adeptos. Para colmo, De Anchorena invitó a que lo acompañase en su primer vuelo, nada menos que a otro gran deportista y figura de Buenos Aires; su amigo el Ingeniero Jorge Alejandro Newbery, quien también había conocido a Santos Dumont en París y estaba igualmente impactado por la aerostación.

Además de ser una personalidad destacada en la sociedad porteña, Newbery se desempeñaba desde el año 1900, como Director General de Instalaciones Eléctricas, Mecánicas y de Alumbrado de la Municipalidad de Buenos Aires. Por estas fechas, la iluminación de los espacios públicos de la ciudad eran a gas desde 1854 y aunque el sistema se había popularizado e incluso había ingresado a los domicilios particulares; existían nuevas tecnologías más eficientes y menos peligrosas de iluminación. Estas, estaban siendo consideradas por la Municipalidad y para ello, estaba montando todo un departamento de electricidad en su estructura interna organizativa.

Caricatura de Antonio de Marchi junto al Ingeniero Jorge Newbery también publicada en la revista Caras y Caretas (www.viejosestadios.blogspot.com)

Aarón de Anchorena fijó la fecha de su primer vuelo local para el 24 de diciembre de 1907. Pero para ello, debía solucionarse el inconveniente de la disponibilidad de gas en el Stadium de Palermo. Utilizando sus contactos, Newbery gestionó el tendido de una cañería de gas ante la Compañía de Gas Argentino del Río de la Plata. La misma partió desde Belgrano hasta Palermo, con un diámetro de 3” que desde antemano se supo, sería insuficiente. El llenado del esférico que se había bautizado “Pampero”, comenzó a las 10:00 de la mañana, pero a las 15:00 horas sólo se había alcanzado la mitad del volumen. Cuando la presión se restableció, recién pudo completarse la carga, aunque el vuelo debió ser postergado para el día siguiente. Las maniobras en tierra, fueron dirigidas por el reconocido Luis Fabéres, quien ordenaba las maniobras a un grupo de veinte soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo, cedidos por el Ministerio de Guerra.

Fotografías del proceso de inflado del globo Pampero el 24 de diciembre de 2007, publicadas en Caras y Caretas (Caras y Caretas)

La Armada dispuso de dos lanchas torpederas en puntos estratégicos como La Plata y la Dársena Norte, para seguir al globo en el rumbo que impusiera el viento reinante. Por su parte, De Anchorena mandó a la  lancha-crucero “Pampa” de su propiedad a que siguiera el recorrido del globo, si este si internaba en el Río de la Plata. Incluso tomó unos de sus salvavidas para llevarlo atado a la barquilla del globo.

A las 11:00 de la mañana del día de Navidad de 1907, el Pampero con De Anchorena y Newbery a bordo se elevó desde el Stadium de Palermo, en medio de una gran concurrencia de público. Habiendo ganado unos 300 metros de altura, el “Pampero“ se internó directamente al Río de la Plata con marcada dirección nor-este. Dos horas después aterrizó sin mayores inconvenientes en la localidad de Conchillas, en la costa de la república Oriental del Uruguay.

Jorge Newbery y Aarón Félix Martín de Anchorena, a bordo de la barquilla del “Pampero” durante los aprestos finales del épico vuelo del 25 de diciembre de 1907 (Archivo General de la Nación)

Este épico vuelo, fue la duodécima ascensión de De Anchorena, el bautismo de Newbery, el primero realizado desde el país tripulado por argentinos y había tenido características internacionales, aterrizando en el extranjero. Todo un éxito.

El suceso llenó de entusiasmo a muchos y tal las pretensiones de De Anchorena, el grupo decidió crear una institución que los nucleara el 13 de enero de 1908, fundando así el Aero Club Argentino. La Comisión Directiva estuvo integrada por su Presidente, Aarón Félix Martín de Anchorena; Vicepresidente 1°: coronel Arturo M. Lugones; Vicepresidente 2°; Ingeniero Jorge A. Newbery; Secretario Tesorero: Alberto de Bary; Vocales: Mayor Waldino Correa, Barón Antonio de Marchi, Sebastián Lezica; Suplentes: Roberto D. Zimmermann y Isaac de Oliveira Cézar.

Muchos de los nuevos socios del recientemente creado Aero Club Argentino, comenzaron de inmediato a aprender los rudimentos de la aerostación, bajo las instrucciones y enseñanzas de Hernani Mazzoleni, un experimentado aeronauta militar, ya retirado y que llegó a nuestro país a fines de 1907

El depósito y mantenimiento de un globo aerostático como el “Pampero” exigía la disponibilidad permanente de un local adecuado. Tras la fundación del Aero Club Argentino, la Sociedad Sportiva Argentino, puso a disposición un depósito, pero luego se cambió a un local en el Regimiento de Granaderos a Caballo 17 (solar actualmente ocupado por el Regimiento N.º 1 de Infantería Patricios).

Vista áerea del campo de la Sociedad Sportiva Argentina. Es el óvalo más pequeño ubicado debajo del mayor, propiedad del Hipódromo  (www.viejosestadios.blogspot.com)

La actividad se reinició el 07 de febrero de 1908, con un vuelo a tripulado por Jorge Newbery, el 19 de abril con Waldino Correa a los mandos y el 02 de mayo a cargo de Hernani Mazzoleni. Pero sucedía que la cañería de gas tendida en diciembre de 1907, continuaba entregando el mismo e insuficiente caudal que dificultaba los llenados del Pampero, por lo que debieron considerarse otras alternativas.

Quinta Los Ombúes

La solución provino del empresario y estanciero Ernesto Tornquist, quien poseía una extensa quinta limitada por las calles Gutemberg (actual Avenida Luis María Campos), Olleros, Villanueva y Maure. El predio se encontraba a unos 1.100 metros al noroeste del Stadium de la Sociedad Sportiva Argentina y con disponibilidad cercana a una red de gas de caudal adecuado para el llenado cómo del globo. El lugar era conocido como Quinta Los Ombúes y además de un gran predio libre de obstáculos, Tornquist poseía un pintoresco palacio que utilizaba como residencia particular. Tornquist puso a disposición del Aero Club Argentino la quinta y nuevamente Newbery, solicitó el tendido de un ramal de la cañería de gas con mayor diámetro, que provenía desde el gasómetro de la Compañía de Gas del río de la Plata, ubicado al otro lado de la calle Gutemberg y escasos metros de la quinta. Para mayor comodidad en el traslado y guardado del globo, en agosto de 1908, el Aero Club alquiló una casa ubicada en Avenida Cabildo N.º 492, donde concentró todo el material y además alojó el técnico francés Louis Faberés contratado por la institución para el mantenimiento del parque aerostático e instrumental. Esta se encontraba en un punto cercano al Stadium de la Sociedad Sportiva y a la Quinta Los Ombúes.

Aspecto general de las maniobras de inflado del globo y la gran concurrencia de público en la Quinta Los Ombúes . Detrás se observa la torre del castillo Tornquist (Facebook Fotos Antiguas de Buenos Aires)

La primera ascensión desde Los Ombúes la efectuó el Ingeniero Horacio Anasagasti acompañado de Eduardo Newbery el 25 de mayo de 1908. Este fue el primero de muchísimos vuelos incluido el del 17 de octubre de 1908, cuando el Pampero desapareció sin dejar rastros en aguas del Río de la Plata. Restablecida la actividad, los vuelos se prolongaron desde este lugar hasta el 20 de marzo de 1910

Parque Aerostático de Belgrano

Desde la reactivación del Aero Club Argentino en enero de 1909, la institución tenía una flota de tres globos. Con tres esféricos en actividad, cada vuelo debía ser organizado en extremo, pues debía trasladarse velámenes, barquillas, lastres, instrumentos, etc desde la casa de calle Cabildo. Ello exigía un esfuerzo considerable de logística, por lo que no era una mala idea buscar un nuevo lugar, que además de tener una buena provisión de gas, permitiera la construcción de un depósito, taller y vivienda.

Las autoridades del Aero Club Argentino, solicitaron ante la Compañía Primitiva de Gas, la cesión para el uso de un amplio terreno disponible en las cercanías de su usina de gas, ubicada en el barrio de Belgrano. Este fue el origen del Parque Aerostático Belgrano, cuyos primeros vuelos se registraron el 10 de abril del 1910, con el despegue de los globos Patriota y Huracán. El Parque Aerostático de Belgrano se continuó utilizado hasta el año 1916

Nuevamente en el Stadium de la Sportiva

La altísima actividad de aerostación y aviación que habían producido los festejos del Centenario durante todo 1910, hicieron surgir numerosos sitios de uso periódico y otros específicos. Así, los esféricos de gas, además del Parque Aerostático de Belgrano, utilizaron regularmente un campo en La Plata y también el predio de la Exposición Internacional de Ferrocarriles y Transportes Terrestres, en un predio del Regimiento de Patricios en Palermo. Por su parte, los aviones ó “más pesados que el aire”, usaron terrenos en Campo de Mayo, Longchamps ó los aeródromos de Villa Lugano y El Palomar.

Concurso de Globos Floridos. Señoritas María y Josefina; María y Joaquina Argerich y Julia Cañonis, delante del esférico “Patriota”, el 19 de noviembre de 1911 en la Sociedad Sportiva (Archivo General de la Nación)


Los cuatro globos que toman parte de la fiesta. "Concurso de globos floridos". Esta imagen fue publicada en caras y Caretas en su edición del 23 de mayo de 1925 (Archivo General de la Nación)

No obstante las múltiples opciones para la organización de eventos, el Barón Antonio de Marchi ofreció el Stadium de la Sociedad Sportiva Argentina a la Comisión de Damas del Hogar San Vicente de Paul para la realización del “Concurso de Globos Floridos”. Este curioso suceso se realizó el 19 de noviembre de 1910 y se sucedieron los despegues de los aeróstatos “Cóndor”, “Patriota”, “Argentina” y “Huracán”, todos ellos pintorescamente decorados con arreglos florales de todo tipo, formas y colores.

A fines de octubre de 1910 el aviador italiano arribó a Buenos Aires con un monoplano Bleriot. El 05 de noviembre armó y probó en vuelo su aeronave en el aeródromo de El Palomar. El 27 de ese mismo mes, los diarios anunciaban que ese mismo día Cattáneo remontaría vuelo desde la Sociedad Sportiva.

En efecto, poco antes del mediodía, Cattáneo montó en su Blériot para realizar un vuelo de ensayo y luego de una maniobra desafortunada en el decolaje, una de las palas de la hélice chocó contra el listón de madera que delimitaba la pista, partiéndose en dos. Lejos de postergar su intento, el piloto y sus mecánicos repararon el desperfecto y aprontaron el aeroplano para despegar nuevamente a las 16:00. En aquel momento, no menos de 30.000 personas colmaban las tribunas del Sociedad Sportiva. El evento no era el vuelo de Cattáneo en sí, sino el Concurso Anual Ejercicios Físicos que había sido inaugurado en la mañana por el Presidente de la República Dr. Roque Saénz Peña.

El aviador Marcel Paillette en su Bleriot XI en el predio de la Sportiva. Avion N° 3 (Archivo General de la Nación)

Estado en el que quedó el Bleriot de Paillete, luego del accidente del 27 de noviembre de 1910 (Archivo General de la Nación)

El Bleriot accidentado es llevado con las alas plegadas (Archivo General de la Nación)

El 16 de diciembre de 1910 Cattáneo elevó nuevamente desde la Sportiva para un vuelo memorable. Despegó desde el Stadium con su Bleriot con la intención de cruzar el Río de la Plata. Durante su vuelo se vió obligado descender en el paraje Cerros de San Juan (Uruguay) para luego continuar felizmente hasta Real de San Carlos.

Ya fuere para aviones ó globos aerostáticos, el Stadium de la Sociedad Sportiva, fue muy utilizado durante muchos años para exhibiciones, carreras, festivales y festejos. Si bien el lugar no era operativamente de los más aptos y con los despejes de obstáculos seguros con que contaban los aeródromos existentes; era perfecto para la recepción y comodidades del público que pagaban por una entrada en un lugar cercano.

Fotografía publicada en Caras y Caretas, correspondiente al día 03 de diciembre de 1910, cuando Marcel Pailletet y Claude André se presentaron conjuntamente en el Stadium (Caras y Caretas) 

A partir de 1914, comenzaron a surgir una serie de conflictos entre la Municipalidad de Buenos Aires y el Ejército Argentino sobre la verdadera titularidad de las tierras donde se ubicaba el Stadium. El entredicho, determinó que el Ejército tomara las tierras por la fuerza y la salida como usuario de la Sociedad Sportiva Argentina. La Municipalidad logró recuperar las tierras y desde entonces cambió de nombre por “Stadium Municipal”, aunque todo el mundo lo siguió conociendo como “La Sportiva”.

Un desconocido Blériot XI se eleva en el Stadium de la Sociedad Sportiva Argentina (Archivo General de la Nación) 

Una de las últimas actividades con aviones fue un festival organizado durante 1916, con motivo del Centenario de la declaración de la Independencia. Se realizaron vuelos en general y pruebas de bombardeo aéreo. El domingo siguiente se efectuó una concentración y revista de los aviones que participarían en la prueba El Palomar – Mendoza. La última ascensión de globos se realizó el 7 de julio de 1916 con la salida del globo “Teniente Agneta “, tripulado por Héctor Alfredo Fernández

A partir de 1920 el Stadium Municipal se convirtió el Campo Argentino de Polo. 

Bibliografía

Zuloaga, Angel María. Brigadier; La Victoria de las Alas. Historia de la Aviación Argentina; Editorial El Ateneo, 1º Edición, Buenos Aires, marzo de 1948

Lironi, Julio Víctor. La Aerostación Argentina y sus Precursores. Edición del autor. 1° Edición. Buenos Aires, 1958

Biedma Recalde, Antonio María. Crónica Histórica de la Aviación Argentina Tomo I. Colección Aeroespacial Argentina, Círculo de Aeronáutica, 1º Edición, Buenos Aires, enero de 1969

Lironi, Julio Victor; Génesis de la Aviación Argentina. 1910 – 1915 inclusive. Su historia y sus hombres. 1º Edición, Buenos Aires, 1971

Luqui Lagleyze, Julio. Las Tierras de la Sportiva (A los 75 años de la primera ascensión aerostática). Publicado por el Instituto Argentino de Historia Aeronáutica Jorge Newbery. Buenos Aires, 1983

Lascano, Diego M.; Saltando el Charco. Librel Editores. 1° Edición. Montevideo, Uruguay, agosto de 1999

Martín, Eloy; La primera estación aérea de Belgrano. Revista Lima Víctor N°12 verano 2005/2006 pg. 04 a 8

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